La carta de Torra remitida a la Moncloa elude todo ultimátum
El president insiste en un tuit en dar de plazo hasta noviembre para fijar un referéndum
El ultimátum que lanzó el president Quim Torra el martes a Pedro Sánchez instándole a aceptar un referéndum de autodeterminación en un mes quedó ayer algo diluido. No lo respaldó ERC ni Carles Puigdemont de forma clara. Aun así, aunque no aparecía en su carta a Sánchez, Torra insistió en Twitter en fijar un plazo.
“Los ultimátums los carga el diablo”, advirtió ayer por la mañana Gabriel Rufián. Y Quim Torra lo comprobó personalmente. Si el president pensó que tomaba la iniciativa amenazando con dejar caer al PSOE si no proponía un referéndum antes de noviembre, ayer quedó claro que su margen de maniobra no es mayor que el de Pedro Sánchez en el Congreso. El suyo fue un ultimátum efímero. No sólo porque la Moncloa lo ignorara, sino porque la ejecución de la jugada no estaba apuntalada por los partidos que apoyan al Govern.
Ayer no había ni un atisbo de amenaza en la carta que Torra remitió a Sánchez instándole a una reunión en el Palau de la Generalitat, ni en las propuestas de resolución que Junts per Catalunya y ERC consensuaron en el Parlament para la votación de hoy. De hecho, el president recibió la censura de todos los grupos de la Cámara y el suyo obvió el dead line de noviembre.
Torra volvió al terreno de la defensa de un referéndum sin más, en busca de una reunión con Pedro Sánchez. “Es imprescindible que concretemos los términos del diálogo para que realmente tenga una función resolutiva del conflicto. Debemos hablar de todo en profundidad. De su proyecto para Catalunya, y también del ejercicio del derecho a la autodeterminación”, escribió. Aun así, a las 10 de la noche insistió en Twitter en que el independentismo no dará ningún tipo de estabilidad a Sánchez a partir de noviembre.
En la Moncloa responden que “no es el momento” para una nueva reunión que dé continuidad a la cita de julio. La ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, señaló que “no sabe a quién representa” Torra. Rufián le aclaró su parte: “Por ERC en Madrid sólo habla ERC en Madrid”. Y diputados del
MISIVA SIN CALENDARIO
El president obvia la amenaza en la carta que envió a Sánchez pero insiste en Twitter
CITA PENDIENTE
La Moncloa cree que no es el momento de reunirse con Torra en un clima de tensión
PDECat le transmitieron personalmente la misma idea. En cualquier caso, Sánchez es consciente de que sumar los votos de los independentistas a sus presupuestos es una misión casi imposible, así que, ultimátums al margen, el presidente dibuja sus propios supuestos electorales.
En el Palau de la Generalitat hay ahora división de opiniones sobre el siguiente paso que dar. El denominado war room de Torra –Laura Bo-
rràs, Francesc Dalmases y Josep Costa– escoltaba al president y Carles Puigdemont se aferraba a la frase de Torra de que la “paciencia no es infinita” para mostrarle su apoyo, pero obviando el ultimátum. En el terreno de la estrategia se prefería hacer hincapié en que el mes de octubre es “inhábil” políticamente debido a las efemérides pendientes de conmemorar, como el año de prisión preventiva de los Jordis y la declaración fallida de independencia.
No hay unanimidad sobre la estrategia, más allá del convencimiento de que la resolución al conflicto catalán sólo llegará con una negociación de largo recorrido. De ahí que JxCat y ERC insistieran en el diálogo sin condiciones y sin calendario en las resoluciones presentadas en el Parlament: “se insta al Govern a continuar explorando las vías de diálogo y la negociación para garantizar el ejercicio del derecho a la autodeterminación”.
Los republicanos confían en que el equipo de Puigdemont “contenga” a Torra, aunque a nadie se le escapa que los problemas entre los socios del Govern se amontonan. El vicepresident Pere Aragonès y la consellera de Presidència, Elsa Artadi, tuvieron una larga conversación en el Parlament sobre el fiasco de la operación del ultimátum, pero también sobre la crisis que mantienen viva ambos grupos sobre la suspensión de los diputados procesados por rebelión. Los republicanos no pondrán en riesgo al presidente del Parlament, Roger Torrent, mientras el vicepresidente de la Cámara, Josep Costa, no esconde su animadversión hacia el pragmatismo republicano.
El conflicto por el voto delegado de Carles Puigdemont y el resto de los diputados encausados se reeditará hoy, pero ERC ya ha puesto tierra de por medio respecto al estilo de Torra. El portavoz parlamentario, Sergi Sabrià, dibujó su terreno de juego: “Quien prometa atajos es un ingenuo o miente”; “toca trabajo constante, tiempo y determinación”; “tardaremos más tiempo de lo que esperábamos y querríamos ”. Pero los republicanos fueron más allá al sumarse a la proliferación de propuestas de comunes y socialistas de crear mesas políticas de negociación. Sabrià hablaba de “nuestro proyecto” y apelaba al PSC, Catalunya en Comú y la CUP. “No renunciaremos nunca a ninguna vía, pero...”.
Por ese camino, las dificultades para llegar a acuerdos con la CUP son evidentes pero la nueva líder de los comunes en el Parlament, Jessica Albiach, ya había puesto sobre la mesa su catálogo de demandas para apoyar los presupuestos. La CUP confirmó que el Govern no puede contar con sus votos para las cuentas del próximo año así que Aragonès trabaja en escenarios paralelos. “Nos necesitamos”, dijo Sabrià a los comunes, y Aragonès guiñó un ojo a su compañero.
Mientras, el PDECat seguía con su particular carrera de obstáculos. El grupo parlamentario está dividido y, tras el fiasco de la moción del diálogo que negociaron con el PSOE y tuvieron que retirar a última hora, ayer la mitad de los diputados no escondían su malestar. “Torra ha ido por libre”. El presidente del partido, David Bonvehí, se mantuvo en silencio hasta hablar con Torra, que lo citó en Palau a primera hora de la tarde. Acudió con Mí riamNogu eras, que se había apresuradoa apoyar a Torra :“como siempre hemos dicho, en Madrid haremos lo que pida elGovern ”.
El ultimátum ya era lo de menos en la reunión, pero Torra si les reclamó una mayor presión al PSOE en el Congreso. Está por ver cómo se materia liza la petición. El partido desconocía la magnitud de la exigencia planteada por Torra y, aunque las dificultades para apoyar los presupuestos de Pedro Sánchez son evidentes a las puertas del juicio del 1-O, el president no tuvo en cuenta la dinámica de partidos.
Torra ha condicionado el futuro de la legislatura catalana a la hipotética condena de los líderes del proceso y ahora intenta que sus “compañeros” de la CUP no abandonen la “unidad independentista”. Pero la tarjeta roja de los anticapitalistas ya estaba alzada. Carles Riera definió al ejecutivo de Torra como “una barrera” para la república catalana, mientras el president acababa por imponerse su propio ultimátum: “Yo no he venido aquí a administrar ningún tipo de autonomía ni a jugar con las palabras, yo he venido aquí a hacer la república catalana. El día que vea que no puedo hacerlo, me iré”.
NI ERC, NI PDECAT
Reunión de Bonvehí y Nogueras en Palau con el president tras chocar con el PDECat
ULTIMÁTUM PERSONAL
Torra pone sus límites: “El día que vea que no puedo hacer la república, me iré”