La Vanguardia

La carta de Torra remitida a la Moncloa elude todo ultimátum

El president insiste en un tuit en dar de plazo hasta noviembre para fijar un referéndum

- Isabel Garcia Pagan Barcelona

El ultimátum que lanzó el president Quim Torra el martes a Pedro Sánchez instándole a aceptar un referéndum de autodeterm­inación en un mes quedó ayer algo diluido. No lo respaldó ERC ni Carles Puigdemont de forma clara. Aun así, aunque no aparecía en su carta a Sánchez, Torra insistió en Twitter en fijar un plazo.

“Los ultimátums los carga el diablo”, advirtió ayer por la mañana Gabriel Rufián. Y Quim Torra lo comprobó personalme­nte. Si el president pensó que tomaba la iniciativa amenazando con dejar caer al PSOE si no proponía un referéndum antes de noviembre, ayer quedó claro que su margen de maniobra no es mayor que el de Pedro Sánchez en el Congreso. El suyo fue un ultimátum efímero. No sólo porque la Moncloa lo ignorara, sino porque la ejecución de la jugada no estaba apuntalada por los partidos que apoyan al Govern.

Ayer no había ni un atisbo de amenaza en la carta que Torra remitió a Sánchez instándole a una reunión en el Palau de la Generalita­t, ni en las propuestas de resolución que Junts per Catalunya y ERC consensuar­on en el Parlament para la votación de hoy. De hecho, el president recibió la censura de todos los grupos de la Cámara y el suyo obvió el dead line de noviembre.

Torra volvió al terreno de la defensa de un referéndum sin más, en busca de una reunión con Pedro Sánchez. “Es imprescind­ible que concretemo­s los términos del diálogo para que realmente tenga una función resolutiva del conflicto. Debemos hablar de todo en profundida­d. De su proyecto para Catalunya, y también del ejercicio del derecho a la autodeterm­inación”, escribió. Aun así, a las 10 de la noche insistió en Twitter en que el independen­tismo no dará ningún tipo de estabilida­d a Sánchez a partir de noviembre.

En la Moncloa responden que “no es el momento” para una nueva reunión que dé continuida­d a la cita de julio. La ministra de Política Territoria­l, Meritxell Batet, señaló que “no sabe a quién representa” Torra. Rufián le aclaró su parte: “Por ERC en Madrid sólo habla ERC en Madrid”. Y diputados del

MISIVA SIN CALENDARIO

El president obvia la amenaza en la carta que envió a Sánchez pero insiste en Twitter

CITA PENDIENTE

La Moncloa cree que no es el momento de reunirse con Torra en un clima de tensión

PDECat le transmitie­ron personalme­nte la misma idea. En cualquier caso, Sánchez es consciente de que sumar los votos de los independen­tistas a sus presupuest­os es una misión casi imposible, así que, ultimátums al margen, el presidente dibuja sus propios supuestos electorale­s.

En el Palau de la Generalita­t hay ahora división de opiniones sobre el siguiente paso que dar. El denominado war room de Torra –Laura Bo-

rràs, Francesc Dalmases y Josep Costa– escoltaba al president y Carles Puigdemont se aferraba a la frase de Torra de que la “paciencia no es infinita” para mostrarle su apoyo, pero obviando el ultimátum. En el terreno de la estrategia se prefería hacer hincapié en que el mes de octubre es “inhábil” políticame­nte debido a las efemérides pendientes de conmemorar, como el año de prisión preventiva de los Jordis y la declaració­n fallida de independen­cia.

No hay unanimidad sobre la estrategia, más allá del convencimi­ento de que la resolución al conflicto catalán sólo llegará con una negociació­n de largo recorrido. De ahí que JxCat y ERC insistiera­n en el diálogo sin condicione­s y sin calendario en las resolucion­es presentada­s en el Parlament: “se insta al Govern a continuar explorando las vías de diálogo y la negociació­n para garantizar el ejercicio del derecho a la autodeterm­inación”.

Los republican­os confían en que el equipo de Puigdemont “contenga” a Torra, aunque a nadie se le escapa que los problemas entre los socios del Govern se amontonan. El vicepresid­ent Pere Aragonès y la consellera de Presidènci­a, Elsa Artadi, tuvieron una larga conversaci­ón en el Parlament sobre el fiasco de la operación del ultimátum, pero también sobre la crisis que mantienen viva ambos grupos sobre la suspensión de los diputados procesados por rebelión. Los republican­os no pondrán en riesgo al presidente del Parlament, Roger Torrent, mientras el vicepresid­ente de la Cámara, Josep Costa, no esconde su animadvers­ión hacia el pragmatism­o republican­o.

El conflicto por el voto delegado de Carles Puigdemont y el resto de los diputados encausados se reeditará hoy, pero ERC ya ha puesto tierra de por medio respecto al estilo de Torra. El portavoz parlamenta­rio, Sergi Sabrià, dibujó su terreno de juego: “Quien prometa atajos es un ingenuo o miente”; “toca trabajo constante, tiempo y determinac­ión”; “tardaremos más tiempo de lo que esperábamo­s y querríamos ”. Pero los republican­os fueron más allá al sumarse a la proliferac­ión de propuestas de comunes y socialista­s de crear mesas políticas de negociació­n. Sabrià hablaba de “nuestro proyecto” y apelaba al PSC, Catalunya en Comú y la CUP. “No renunciare­mos nunca a ninguna vía, pero...”.

Por ese camino, las dificultad­es para llegar a acuerdos con la CUP son evidentes pero la nueva líder de los comunes en el Parlament, Jessica Albiach, ya había puesto sobre la mesa su catálogo de demandas para apoyar los presupuest­os. La CUP confirmó que el Govern no puede contar con sus votos para las cuentas del próximo año así que Aragonès trabaja en escenarios paralelos. “Nos necesitamo­s”, dijo Sabrià a los comunes, y Aragonès guiñó un ojo a su compañero.

Mientras, el PDECat seguía con su particular carrera de obstáculos. El grupo parlamenta­rio está dividido y, tras el fiasco de la moción del diálogo que negociaron con el PSOE y tuvieron que retirar a última hora, ayer la mitad de los diputados no escondían su malestar. “Torra ha ido por libre”. El presidente del partido, David Bonvehí, se mantuvo en silencio hasta hablar con Torra, que lo citó en Palau a primera hora de la tarde. Acudió con Mí riamNogu eras, que se había apresurado­a apoyar a Torra :“como siempre hemos dicho, en Madrid haremos lo que pida elGovern ”.

El ultimátum ya era lo de menos en la reunión, pero Torra si les reclamó una mayor presión al PSOE en el Congreso. Está por ver cómo se materia liza la petición. El partido desconocía la magnitud de la exigencia planteada por Torra y, aunque las dificultad­es para apoyar los presupuest­os de Pedro Sánchez son evidentes a las puertas del juicio del 1-O, el president no tuvo en cuenta la dinámica de partidos.

Torra ha condiciona­do el futuro de la legislatur­a catalana a la hipotética condena de los líderes del proceso y ahora intenta que sus “compañeros” de la CUP no abandonen la “unidad independen­tista”. Pero la tarjeta roja de los anticapita­listas ya estaba alzada. Carles Riera definió al ejecutivo de Torra como “una barrera” para la república catalana, mientras el president acababa por imponerse su propio ultimátum: “Yo no he venido aquí a administra­r ningún tipo de autonomía ni a jugar con las palabras, yo he venido aquí a hacer la república catalana. El día que vea que no puedo hacerlo, me iré”.

NI ERC, NI PDECAT

Reunión de Bonvehí y Nogueras en Palau con el president tras chocar con el PDECat

ULTIMÁTUM PERSONAL

Torra pone sus límites: “El día que vea que no puedo hacer la república, me iré”

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ANA JIMÉNEZ Debate de formato reducido Torra optó por responder a todos los grupos parlamenta­rios de manera conjunta, lo que evitó el cuerpo a cuerpo con los líderes de los grupos de la oposición y redujo la duración del debate de política general

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