Controlar la jornada
El organismo reclama “medidas creíbles” para los presupuestos del 2019
El Gobierno quiere implantar un control de la jornada laboral para evitar el abuso de las horas extras no pagadas.
Más allá de las habituales recetas entre líneas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) entró ayer en detalles al abordar el debate sobre las pensiones. En su diagnóstico anual sobre la economía española, el organismo internacional advirtió de los peligros que presenta la vuelta a la revalorización las prestaciones de los pensionistas con el IPC. Por ello, reclamó un nuevo paquete de medidas para compensar la propuesta del pacto de Toledo de garantizar el poder adquisitivo de los pensionistas.
El mensaje fue claro: “Un ajuste ‘ad hoc’ de las prestaciones podría hacer peligrar la sostenibilidad financiera del sistema”. Así que apuesta por reformas estructurales como aumentar la cotización mínima de los autónomos, elevar el tope de contribución social para los asalariados que más ganan y subir la edad de jubilación (la ordinaria se encamina a los 67 años), en consonancia con la mejora de la esperanza de vida.
En su informe, reconocen que la contestación social “ha puesto en entredicho” las reformas de las pensiones aprobadas en el 2011 y el 2013, en plena crisis y cuantifican el coste de actualizar “de forma permanente” las pensiones tomando como referencia la evolución de la inflación. La presión del gasto –aseguran– se incrementaría hasta el 2050 en “alrededor de un 3-4% del PIB”. Si no aumentan a medio plazo los ingresos, advirtió la jefa de la misión del FMI, Andrea Schaechter, “sería inevitable una reducción de las prestaciones”.
No hay que perder el espíritu de las reformas de los últimos años, que han aumentado la “resilencia” de la economía española, insistió en varias ocasiones Schaechter, durante su comparecencia ante la prensa. “El ciclo económico está llegando a su madurez y varios riesgos a la baja ensombrecen el panorama a medio plazo”, avisa el informe. El organismo que dirige Christine Lagarde revisó levemente a la baja su previsión de crecimiento del PIB para este año y lo dejó en el 2,7% (en julio había estimado un 2,8%), mientras que mantiene el 2,2% el avance calculado para el 2019. Esta rebaja la vincularon al entorno exterior menos propicio por el auge del proteccionismo y el debilitamiento del consumo de las familias.
En este momento en el que la economía sigue creciendo, recalcaron desde el FMI, es necesario imprimir mayor velocidad en la reducción de la deuda pública, que sigue rozando el 100% del PIB y tratar de rebajar el déficit estructural. De esta forma, reclaman al actual Gobierno un ajuste fiscal sostenido de medio punto del producto interior bruto anual (unos 6.000 millones de euros). La jefa de la misión en España aseguró que veían con buenos ojos el objetivo de déficit del 1,8% para el próximo año propuesto a Bruselas y que Hacienda pretende sacar adelante a pesar de la oposición del PP y Ciudadanos.
Ante la ausencia de un proyecto cerrado de presupuesto del 2019, los técnicos del FMI no dudaron en reclamar “medidas creíbles” para las cuentas que negocia el equipo de Pedro Sánchez. Y, puesto que el Ejecutivo ha decidido apostar por la subida de impuestos, apuntaron, las previsiones de recaudación deben ser “prudentes”. Además, en el caso de que se produzcan desfases en los ingresos, han de tener preparadas medidas de ajuste para compensarlos. Sobre los planes del Gobierno, Schaechter se abstuvo de valorar la subida del IRPF para las rentas más altas y recordó que llevan tiempo recomendando el aumento de los impuestos medioambientales.
Rebaja de una décima de la previsión del PIB para este año por la ola proteccionista y un consumo más débil