La fuerza de ‘Star wars’
GARY KURTZ (1940-2018) Productor de cine
Las encuestas son coincidentes: las dos mejores películas de la saga de Star wars son la original de 1977 y su primera secuela, El imperio contraataca (1980). Son las dos que produjo Gary Kurtz, un muy reivindicable artífice de que la épica fantástica de George Lucas luciera como lo hizo.
El productor es una figura algo confusa. A pesar de su importancia, como demuestra el hecho de que sea él quien recoge el Oscar a la mejor película, sus tareas pueden abarcar de todo, desde limitarse a ser experto en marketing que consigue financiación hasta la fuerza motora que pone en marcha todo el proyecto. Kurtz no fue ni una cosa ni otra.
Nadie puede quitarle a Lucas el mérito creativo. Sin embargo, Kurtz aportó lo suyo. Fue el encargado de la segunda unidad y dirigió escenas completas de El imperio contraataca –la batalla inicial en el planeta helado Hoth– cuando diversos contratiempos hicieron temer que no acabaran a tiempo.
Entusiasta de la historia de las religiones, quiso tocar este aspecto en la película y varios especialistas en el universo Star wars sostienen que fue él quien desarrolló la idea de la fuerza, el poder invisible sobre el que gira buena parte de la trama. Kurtz calificó el primer guion de “galimatías” y se atribuía los toques cómicos que se añadieron. Detalles de autoría que ahora sería difícil precisar.
Pero sin duda Kurtz aportó seguridad y buenas ideas a Lucas. Y también fue uno de los pocos que se atrevió a llevarle la contraria cuando ya se había convertido en un endiosado rey Midas. A Kurtz no le gustó el carácter infantil y repetitivo que iba adquiriendo la tercera película, El retorno del jedi (1984), pensada ya más como un vehículo para vender merchandising.
“Ganaban el triple con los muñecos que con las películas –explicaría Kurtz–. Es lógico que tomara decisiones para proteger el negocio, pero esa no es la manera de hacer películas de calidad. En las dos primeras primaban la historia y los personajes. Luego pude ver que las prioridades de George estaban cambiando”.
Kurtz y Lucas rompieron allí una colaboración de años. Y ninguna otra película de la saga volvió a conseguir el consenso unánime de los fans.
Ambos cineastas se conocieron a principio de los setenta a través de Francis Ford Coppola. El director de El padrino era un buen amigo de ambos antes de que les llegara la fama. Kurz había sido ayudante de cámara, editor y ya había producido varias películas de serie B de la factoría de Roger Corman. Se quedó entusiasmado con la historia de Lucas sobre un grupo de jóvenes californianos disfrutando la noche y del incipiente rock and roll. Se la produjo y así surgió American graffiti
(1973).
Lucas no era buen director de actores, por lo que Kurtz se enorgullecía de haberle podido echar una mano en este aspecto. También participó en la sabia elección de un ramillete de jóvenes actores que triunfarían, entre ellos Harrison Ford o el luego director Ron Howard.
La película fue un éxito y el binomio Lucas-Kurz se embarcó en La guerra de las galaxias. El resto ya es bien conocido.
Tras romper con Lucas, Kurtz tampoco supo brillar en solitario, razón por la que hoy su nombre ha quedado olvidado. Entre los otros proyectos en los que se embarcó destacan Cristal oscuro
(1982), una ambiciosa historia fantástica de Jim Henson, el creador de los Teleñecos, y Frank Oz, con los que había colaborado en la creación del personaje de Yoda en El imperio contraataca.
Este y otros proyectos fracasaron en taquilla y su productora se fue a la bancarrota. Tampoco es que acabara en la mendicidad. El 5% de beneficios a los que tenía derecho por las películas de la saga galáctica ya hicieron que nunca más tuviera que preocuparse por si le faltaba dinero.
Kurtz murió el pasado 23 de septiembre de un cáncer a los 78 años. “Sin ti no habríamos tenido la fuerza”, le despedía Peter Mayhew, el actor que se metía en la piel peluda de Chewbacca.