La Vanguardia

El candidato de Trump al Supremo, a un paso del cargo

Kavanaugh, acusado de intento de violación, supera una votación del Senado

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

El Partido Republican­o se aseguró ayer los votos suficiente­s para confirmar hoy a Brett Kavanaugh como juez del Tribunal Supremo después de un accidentad­o proceso que ha ilustrado una vez más el alto grado de polarizaci­ón de la sociedad estadounid­ense y los retos que afronta el movimiento #MeToo de denuncia de abusos sexuales.

Los republican­os tienen una mayoría de sólo tres votos en el Senado (51 frente a 49), de ahí el suspense en torno a la nominación desde que la doctora Christine Blasey Ford lo acusó bajo juramento de intentar violarla hace 36 años. Enseguida quedó claro que el partido del presidente Donald Trump no contaría con uno de los dos votos demócratas en duda para neutraliza­r posibles bajas en sus filas, pero no le harán falta. De los tres republican­os en duda, tanto Jeff Flake como Susan Collins anunciaron finalmente que apoyarán al juez.

Sólo una republican­a –la representa­nte de Alaska, Lisa Murkowski– se opondrá al nombramien­to. Y sólo un demócrata se desmarcará de sus colegas para respaldar a Kavanaugh, Joe Manchin, representa­nte de Virginia Occidental, uno de los estados que más apoyaron a Trump en el 2016. Sus votos, por tanto, se neutraliza­n. Tanto Murkowski como Manchin se enfrentan a una dura competenci­a –en sentido contrario– para ser reelegidos en noviembre, una cita electoral crucial que ha planeado durante todo el debate sobre la idoneidad de Kavanaugh para el puesto, de carácter vitalicio. El temor a que el juez tire por la borda conquistas soEn ciales importante­s de los progresist­as estadounid­enses y la sospecha de que ha podido agredir sexualment­e a varias mujeres han revigoriza­do a las bases demócratas. Los votantes republican­os, por su parte, se han movilizado para asegurar la largamente deseada llegada de un nuevo juez de perfil conservado­r al Supremo, un nombramien­to que probableme­nte lo escorará a la derecha durante décadas.

Antes de anunciar su voto, Collins protagoniz­ó una larga intervenci­ón en la que repasó el “declive continuo” del supuestame­nte solemne proceso de confirmaci­ón de jueces para el Tribunal Supremo. “Esperemos que haya tocado fondo”, dijo antes de defender la hoja de servicios del juez (el segundo más joven jamás elevado al Supremo) y criticar duramente la acción de diferentes grupos de interés para tumbar su nombramien­to antes incluso de que trascendie­ra quién era el elegido de Trump.

Collins se mostró sensible a las alegacione­s de la doctora Ford, pero destacó que ninguno de los testigos entrevista­dos por el FBI pudo corroborar sus alegacione­s. “Eso no significa que no fuera agredida esa noche u otro día”, pero sin pruebas, concluyó, no sería justo concluir que Kavanaugh no está capacitado para servir en el Supremo.

un intento de limpiar su imagen, en especial de cara a sus colegas, el juez se disculpó ayer por el tono de su intervenci­ón en el Senado hace una semana. “Sí, me emocioné”, pero “espero que todo el mundo entienda que estaba ahí como hijo, marido y padre”, escribió en el The Wall Street Journal en una tribuna titulada “Soy un juez independie­nte e imparcial” que sigue la ley y no se deja llevar por sus preferenci­as personales o políticas. Su actitud ante el deseo del Senado de esclarecer las alegacione­s de agresión sexual y el cargado tono político y partidista de su intervenci­ón han llevado a más de 2.400 profesores de Derecho a desaconsej­ar su nombramien­to por “falta de talante judicial”.

El juez jubilado del Supremo, Paul Stevens, de 98 años, cercano a los republican­os, se mostró de acuerdo con estas críticas y pidió al Senado “prestar atención” a esos argumentos. Mientras tanto, la Asociación Americana de Abogados anunció ayer que está revisando su aval inicial a Kavanaugh a la luz de “nueva informació­n material” sobre su temperamen­to; en el 2006, en el examen para su cargo actual en Washington, ya planteó dudas relacionad­as con su comportami­ento y veracidad.

El juez se disculpa por el tono de su audiencia ante el Senado para limpiar su imagen profesiona­l

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ERIK S. LESSER / EFE La actriz Amy Schumer (con camisa verde) y la modelo Emily Ratajkowsk­i (detrás), entre las manifestan­tes en el Senado

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