El Govern se conjura para aguantar hasta la sentencia
Torra y Aragonès comparecen juntos para exhibir unidad tras la crisis de JxCat y ERC
JxCat y ERC tratan de despejar las dudas sobre el futuro de la legislatura
Las diferencias sobre el voto de los presos persisten cara al pleno del martes
El Govern desea aguantar. Otra cosa es si lo conseguirá. Pero ganas de terminar su mandato antes de tiempo, y mucho menos ahora, no tiene ninguna. De hecho, no quiere ni oír a hablar de elecciones anticipadas. Por este motivo, y después de la nueva pelea del jueves entre JxCat y ERC en el Parlament, ayer el presidente Quim Torra y el vicepresidente Pere Aragonès se vieron obligados a dar la cara conjuntamente ante la opinión pública para cerrar filas e intentar contrarrestar la pésima imagen del día anterior con un mensaje de unidad y estabilidad “como mínimo hasta el día de la sentencia” del 1-O. “Nuestro compromiso de continuar adelante es firme”, remacharon.
“El Govern gobierna desde el primer día, es un Govern fuerte, está unido, y hoy reafirmamos el compromiso de unidad y garantizamos
ESCENARIOS DIFERENTES
En Palau cierran filas y señalan a los grupos en el Parlament por no cortar el conflicto
esta unidad como mínimo hasta el día de las sentencias”, sostuvo el presidente de la Generalitat, en línea con su discurso del debate de política general en el que ya advirtió que la sentencia del 1-O marcaría un “punto de inflexión y de no retorno” de la legislatura. Un criterio que compartió el vicepresidente del Govern, para quien no sólo “la estabilidad del Govern no está en ningún caso en cuestión, está garantizada”, sino que es obvio que la sentencia del 1-O “tendrá un impacto” y “en su momento tendremos que tomar las decisiones que sean necesarias conjuntamente en el Parlament”. Los dos comparecieron, uno al lado del otro, en la galería gótica del palacio de la plaza de Sant Jaume de Barcelona, con tono solemne, pero con semblantes muy serios, conscientes de que el “espectáculo esperpéntico” del jueves a cuenta de la sustitución de los diputados procesados por el 1-O y suspendidos a raíz de ello por el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena les perjudicaba a todos.
En este contexto, y después de constatar en el Parlament que “los mecanismos de coordinación son mejorables”, se comprometieron a “reforzar el acuerdo estratégico de legislatura” y a “coordinarnos mejor” de ahora en adelante a fin de que, más allá de las “discrepancias legítimas”, los enfrentamientos públicos entre los dos socios no se repitan. “El objetivo lo tenemos claro, pero hace falta que nos emplacemos a definir con más concreción los mecanismos de coordinación y de toma de decisiones en aplicación de la estrategia política”, defendió Aragonès. “El objetivo lo tenemos claro, pero hace falta que nos emplacemos a definir con más concreción la estrategia política que conviene seguir, nos hace falta hablar entre nosotros y con el resto de miembros de la familia soberanista para trazar un horizonte y el camino que nos conduzca a él”, sostuvo Torra. Palabras muy similares, aunque con matices, que no esconden que ciertamente hay diferencias entre unos y otros.
Pero el propósito de ayer era
transmitir sintonía y cohesión. Y para ello antes de la comparecencia pública el presidente de la Generalitat y diputado de JxCat y el vicepresidente del Govern y hombre fuerte de ERC se reunieron largo y tendido a fin de analizar la situación. Una reunión que fue acordada la noche anterior a la vista del cariz adquirido por los acontecimientos en el Parlament y de la que salió una declaración conjunta que leyeron a medias ante los medios de comunicación y en la que expresaron su voluntad de reconducir la situación, pero que se hizo esperar más de la cuenta porque los equipos respectivos no acababan de acertar con el redactado que satisficiera a todas las partes. Otra muestra de que la cohabitación es cuando menos compleja. Y quizás por ello ni Torra ni Aragonès se atrevieron a concretar en qué consistiría la mejora de los mecanismos de coordinación. “Lo que no puede ser es que por la mañana se nos diga desde el Parlament que está todo resuelto y al mediodía estalle el conflicto”, explicó gráficamente a La Vanguardia una fuente del Govern a modo de resumen de la situación, cruzando los dedos para que la bronca entre los socios no se reproduzca cuando el martes se reanude el pleno en el que se tienen que votar las propuestas de resolución del debate de política general y poner en práctica justamente el acuerdo entre JxCat y ERC sobre la sustitución de los diputados procesados por el 1-O.
Y si la estabilidad de la legislatura en Catalunya está como está, en el conjunto de España ocurre otro tanto, máxime después de que el presidente de la Generalitat continúe insistiendo en su ultimátum. “Hemos puesto fecha de caducidad a la estabilidad del gobierno de Pedro Sánchez si no presenta una propuesta para Catalunya”, aprovechó para recordar en presencia del vicepresidente del Govern, que por su parte asintió que “no se puede pedir apoyo a la estabilidad gratis”.
VOTACIONES EN EL AIRE
El pleno suspendido por la pelea de la sustitución de los diputados se reanuda el martes
ULTIMÁTUM EN VIGOR
El president no cede y mantiene la “fecha de caducidad” a la estabilidad de Sánchez