Villarejo seguirá en la cárcel tras la filtración de sus grabaciones
Si es cierto que el excomisario José Manuel Villarejo quiso lanzar una operación de chantaje al Estado filtrando grabaciones comprometedoras para terceros, la estrategia no le ha dado resultado. El juez de la Audiencia Nacional encargado del caso Tándem, Diego de Egea, decidió ayer rechazar el recurso que el expolicía había presentado contra su situación de prisión incondicional, y le mantiene entre rejas, esencialmente porque considera que existe riesgo de fuga y de destrucción de pruebas.
Pero el juez no se queda ahí. Dice más cosas, sumamente significativas, sobre la naturaleza de la investigación puesta en marcha para arrojar luz sobre los negocios privados de Villarejo, desarrollados en paralelo a su antigua condición de alto mando policial y valiéndose de ella. De Egea, en suma, se lamenta de la “absoluta falta de colaboración con la justicia” por parte del excomisario, a quien el magistrado ha instado a identificar el material sensible que le fue intervenido, sin que hasta ahora Villarejo se haya dado por aludido.
Lo que el juez querría es que el excomisario colaborara para evitar que los documentos o grabaciones que pueda poseer y que afecten de un modo u otro a intereses públicos o a la seguridad nacional puedan ser extraídos de la causa. En lugar de ello, lo que se está produciendo mientras el proceso avanza es que van a apareciendo conversaciones filtradas que unas veces afectan al rey emérito y otras, por ejemplo, a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, por sus palabras sobre la supuesta conducta de fiscales y jueces del Supremo, visitando lugares de ocio con menores en Cartagena de Indias.
Ninguna de estas grabaciones tiene trascendencia para la investigación sobre Villarejo, relativa a sus supuestas actividades de chantaje y extorsión. Pero para muchos constituyen sólo la punta del iceberg, porque el excomisario podría tener mucho más material y con mayor carga explosiva. Las grabaciones obtenidas en los registros del caso Tándem suponen horas y horas de conversaciones. Las que se han filtrado, por ejemplo, no se hallaban entre las que la Policía ha podido desencriptar hasta ahora. Es decir, han saltado a la opinión pública sin que el magistrado las conociera.
De ahí la importancia del reproche que el juez dirige a Villarejo. Si el excomisario colaborara con la justicia y ayudara a conocer y valorar –a efectos judiciales– su propio material, tal vez lograra mejorar sus expectativas de salir de prisión. Pero
El juez reprocha al excomisario que no ayude a eliminar del caso el material dañino para el Estado
el auto del juez De Egea fácilmente puede interpretarse como la comprobación de que Villarejo no saldrá en fecha muy próxima de prisión si, como se le atribuye, pretende conseguirlo sobre la base de remover cimientos institucionales, con una anunciada “traca final” si antes de Navidad no le han permitido abandonar la cárcel.
En un escrito al juez, Villarejo ha negado, sin embargo, ser el filtrador. De Egea, a su vez, añade en su auto que hay nuevas líneas de investigación por el material incautado y que la permanencia de excomisario en prisión es “absolutamente proporcionada a la gravedad de los delitos presuntamente cometidos”.