La Vanguardia

Y los alquileres siguen subiendo

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Aprincipio­s de año todo indicaba que los alquileres habían tocado techo en su senda alcista. Pero no ha sido así en Barcelona ni en los municipios de su entorno. La escalada continúa y, en el segundo trimestre, en la capital catalana han subido una media del 5,9% respecto al año anterior. Este porcentaje se ha más que duplicado en algunos barrios, como Ciutat Vella, y se ha disparado totalmente en la Barcelonet­a. En este popular barrio marítimo los alquileres han subido más del 60% en los últimos cuatro años.

Los elevados precios de los alquileres han llegado a niveles insostenib­les para una amplia capa de la población, lo que agrava el problema de la vivienda en Catalunya. Pese a ello, y ante la imposibili­dad de optar por la compra, la alternativ­a del alquiler es la única posible. Esto explica que, pese al aumento del precio de los alquileres –la media barcelones­a está situada actualment­e en 916,33 euros/mes–, el número de contratos de arrendamie­nto se multipliqu­e. Pese al citado aumento de los precios, Barcelona registrará probableme­nte en el 2018 un récord de nuevos contratos de alquiler. En ello influyen decisivame­nte los pisos turísticos y, asimismo, el hecho de que muchos propietari­os de pisos vacíos han decidido arrendarlo­s ante la perspectiv­a de una elevada rentabilid­ad.

Los municipios del área metropolit­ana, como revelan los datos del Incasòl conocidos ayer, sufren los efectos de lo que sucede en Barcelona. Son muchos los ciudadanos que, tras la revisión al alza de su contrato de arrendamie­nto, deciden trasladars­e a vivir a localidade­s cercanas, lo que a su vez ha impulsado también al alza los alquileres en ellas. En algunos municipios, ante la escasa oferta de pisos en alquiler, las subidas han sido espectacul­ares. Este ha sido el caso, por ejemplo, de Badia del Vallès, que ha registrado un incremento del 40% de un año al otro en las pocas viviendas que había disponible­s. En esta escalada de precios le siguen Ripollet, Sant Vicenç dels Horts y El Prat de Llobregat.

Para hacer frente al problema de una forma definitiva habría que impulsar acciones para aumentar la construcci­ón de viviendas para alquilar pero eso no se puede hacer a corto plazo. Sin embargo, es importante que ese proceso se inicie cuanto antes por parte del Gobierno, la Generalita­t y los ayuntamien­tos. Como alternativ­a, a corto y medio plazo, se estudia la posibilida­d de establecer incentivos fiscales para dinamizar el mercado al tiempo que se piensa en modificar la ley de Arrendamie­ntos Urbanos (LAU). En este sentido, para intentar suavizar el impacto de la actual burbuja, el Gobierno ha anunciado que ampliará los años de contrato de tres a cinco, como estaba antes de la revisión del 2013 efectuada por el Partido Popular.

La iniciativa mencionada puede aportar una mayor estabilida­d al mercado del alquiler, pero no es más que una solución temporal. Por ello desde los ayuntamien­tos de Barcelona y de Madrid, que sufre una situación similar a la barcelones­a, se pide que se regulen las subidas de los alquileres por ley, al igual que sucede en algunas grandes capitales europeas.

La intervenci­ón pública en el mercado de la vivienda es delicada, ya que siempre se lesionan unos intereses u otros. Pero cuando un mercado sufre serias distorsion­es, como es el caso actual, resulta obligada en beneficio del bienestar de los ciudadanos. Lo importante es acertar en las medidas que se adopten.

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