El acoso en la calle es todo sexual
Un estudio desvela que las jóvenes ven la ciudad como un lugar inseguro
Uno puede ser acosado en la calle por algún individuo para robar la cartera, recriminar una actitud, discutir... pero en el caso de las mujeres, en el 85% de los casos es un acoso exclusivamente sexual. Piropos dichos sin venir a cuento, aproximaciones excesivas invadiendo la intimidad de la joven, susurros obscenos mientras se toca los genitales. La mayoría de las veces son hombres solos, aunque en un 22% de los casos el acoso procede de un grupo que, encima, ha bebido. En un 11% de las ocasiones, el acosador se ha masturbado delante de la joven.
Estos son algunos de los datos que se extraen del informe (In)seguras en la ciudad: las experiencias diarias de niñas y mujeres jóvenes, que la oenegé Plan International lanza a nivel mundial con motivo del día internacional de la Niña el próximo 11 de octubre. Este trabajo recoge las voces de 21.000 mujeres de entre 16 y 30 años de los cinco continentes: Madrid, Kampala (Uganda), Nueva Delhi (India), Lima (Perú) y Sídney (Australia). Algo tienen en común todas ellas pese a las diferencias culturales: el acoso callejero en las ciudades es una situación diaria y “normalizada” que las adolescentes viven, en demasiadas ocasiones, “con resignación”.
En el caso de Madrid, la mitad de las jóvenes que participaron en el estudio (casi un millar) refieren que el acoso tiene lugar a cualquier hora del día, aunque los mayores picos se registran por la tarde o la noche. Y principalmente se producen en la calle (67%), transporte público (18%), en el parque (18%). El 49% de las participantes señaló que el acoso “sucede con tanta frecuencia” que ya estaban acostumbradas. Incluso, indican, los propios agentes de policía, de los que desconfían: “Una noche un hombre que merodeaba por la zona se paró entre dos coches y empezó a masturbarse. Le grité que iba a llamar a la policía y se fue corriendo. Cinco minutos después me crucé con un policía y le referí lo que había sucedido y el agente se puso a ligar conmigo”, relata una de las participantes.
En lo que sí se diferencian las españolas del resto de las participantes es que no están dispuestas a “aguantar” este tipo de comportamientos, indican desde esta oenegé. De sus respuestas y comentarios recogidas a través de una aplicación móvil en la que iban señalando las situaciones negativas y dónde se producían, se comprueba que están “mucho más concienciadas” y que tienen una mayor perspectiva de género que el resto.