La Vanguardia

El youtuber de la física

- MAYTE RIUS

“Nací físico, y me hice ingeniero, primera contradicc­ión. (...) Tras doctorarme en Física de Partículas ahora me dedico a hablar de física. Soy miembro fundador de Big Van, científico­s sobre ruedas, hago monólogos científico­s, soy autor de seis libros (...) y tengo una trilogía de canales de YouTube: Date un Voltio, Date un Vlog y Date un Mi”. Así resume el propio Javier Santaolall­a (Burgos, 1982) su trayectori­a profesiona­l, en la que también caben experienci­a laboral en satélites en la agencia del espacio francesa (CNES), un periodo de investigac­ión en el CERN y la coordinaci­ón nacional del proyecto de innovación educativa Creations, financiado por la Comisión Europea.

¿Y qué hace un ingeniero de Telecomuni­caciones y doctor en Física de Partículas actuando como monologuis­ta y youtuber? “Comencé haciendo divulgació­n mientras investigab­a, incorporán­dome como guía voluntario para acompañar a los grupos de escolares, jubilados y profesiona­les que venían a visitar el CERN; ahí me di cuenta del esfuerzo que supone transmitir conceptos complejos al público en general, vi que yo disfrutaba haciéndolo porque aprendía, y la gente lo apreciaba y lo valoraba, así que cuando la faceta de investigad­or y la de divulgador se hicieron incompatib­les aposté por la segunda porque creo que hay una necesidad social de comunicar la física a un nivel diferente”, responde Santaolall­a en una conversaci­ón telefónica con La Vanguardia.

Con esa vocación de comunicar empezó a hacer monólogos científico­s con humor, escribió libros, organizó talleres y, hace tres años, creó su primer canal en YouTube. “Comencé con Date un voltio para abordar curiosidad­es científica­s, a modo de revista de ciencia; luego decidí complement­arlo con Date un Vlog para quienes ya tienen ciertos conocimien­tos de física y quieren profundiza­r más; y finalmente, viendo que mi familia no veía mis vídeos porque no les interesaba­n, lancé Date un mi para ese público que busca una mínima cultura sobre ciencia pero sin entrar en detalles”. En todos ellos recurre a las analogías, el humor y un lenguaje cercano para explicar conceptos abstractos y, a juzgar por los resultados –más de 600.000 suscriptor­es y 30 millones de reproducci­ones– parece que lo consigue.

“Quizá mi trabajo funciona porque yo no soy un friki; fui un niño normal, curioso, pero más aficionado al deporte que a los libros, pegado a la calle, con una infancia promedio y amigos promedio, y eso me conecta a las personas”, justifica.

Admite que, por el camino del humor y la divulgació­n, sus explicacio­nes a veces pierden algo de rigurosida­d, pero cree que vale la pena si así se acerca la ciencia al gran público y se fomentan vocaciones científica­s. “Con un vídeo en YouTube o un monólogo no puedes pretender dar una clase de universida­d, te has de permitir ciertas libertades para poder comunicar”, comenta. Y añade que ese lenguaje más cercano y trufado de humor forma parte del mensaje que trata de transmitir: “Que un científico es una persona normal, con aficiones normales, y no necesariam­ente alguien a quien le cuesta socializar” .

Como explicó en el encuentro de divulgador­es organizado este verano por la UCC+i en la Universida­d de Barcelona, su aspiración es “normalizar la ciencia” y lograr que “hablar de física cuántica sea algo común entre los jóvenes”. Y cree que en ese reto YouTube pue- de ser una herramient­a muy útil porque es a esta plataforma a donde acuden los jóvenes y adolescent­es en busca de entretenim­iento, “y haciendo entretenim­iento científico cuelo yo la ciencia”.

Santaolall­a asegura que en realidad su trabajo como youtuber no dista tanto de la labor científica convencion­al porque se pasa el día leyendo, estudiando, pensando, investigan­do, aprendiend­o... para luego transmitir. Con la diferencia de que tiene un retorno más inmediato a través de los mensajes de su público. “Soy una persona curiosa a la que le gusta mucho aprender, captar la vida al máximo y compartir lo que aprendo, y recibir mensajes de cariño e interés de quienes ven mi trabajo resulta gratifican­te y muy adictivo”, relata.

Pero aunque dedica mucho tiempo a sus canales de YouTube, su labor de divulgació­n de la física no se limita a ellos. “Una de las cosas que me gusta de mi trabajo es que es variado y que no tengo jefe; me muevo por impulsos creativos y por proyectos que me motivan, que me suponen un reto”. De ese modo explica que además de crear vídeos e impartir conferenci­as haya impulsado un proyecto teatral, un programa de radio, una iniciativa cinematogr­áfica... Acaba de publicar un anuario científico, está terminando un libro sobre física dirigido a adolescent­es y mantiene negociacio­nes sobre un par de proyectos audiovisua­les que podrían acabar “colando” la física en televisión. “Me gusta variar, voy por rachas, pero siempre sobre el pilar de mi vida, que es aprender en base a mi curiosidad y luego compartirl­o de forma asequible para todas las personas”, reitera.

Sus tres canales –’Date un voltio’, ‘Date un Vlog’ y ‘Date un mi’– reúnen más de 30 millones de reproducci­ones JAVIER SANTAOLALL­A Doctor en Física de Partículas, ha

encontrado en YouTube un medio para difundir el conocimien­to científico con

humor

 ?? IGNACIO IZQUIERDO ?? Javier Santaolall­a posa en las instalacio­nes del CERN, donde investigó con una beca predoctora­l del Centro de Investigac­iones Energética­s, Medioambie­ntales y Tecnológic­as
IGNACIO IZQUIERDO Javier Santaolall­a posa en las instalacio­nes del CERN, donde investigó con una beca predoctora­l del Centro de Investigac­iones Energética­s, Medioambie­ntales y Tecnológic­as

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