“Me han violado dos veces y escapé por poco de la tercera”
Pam Grier, la actriz que fue Jackie Brown, premio Màquina del Temps en Sitges
La actriz estadounidense Pam Grier (Winston-Salem, 1949) es grande en todos los sentidos. Empezó en el cine de la mano de Russ Meyer, que se fijó en su exuberante anatomía para Beyond the valley of the dolls (1970), luego fue habitual de directores como Roger Corman y estrella de subgéneros como el carcelario femeninooel blaxpoitation (filmes de bajo presupuesto para el público negro, con mucha violencia). Mito erótico, actriz de carácter, símbolo del empoderamiento de las mujeres negras, cuando su carrera parecía entrar en declive, tras el paso de los años, el director Quentin Tarantino, fan de sus películas, realizó una operación similar a la que hizo con John Travolta: la rescató del pozo, escribiendo especialmente para ella Jackie Brown (1997), película en la que, sí, bueno, están Robert de Niro, Samuel L. Jackson, Michael Keaton... pero básicamente es un monumento a esta mujer.
¿Su primer festival de Sitges?
Sí, es mi primera vez. ¿Y la suya? Usted parece experimentado.
La tercera.
No me mire así, con esos ojos de “vaya, qué mayor está”. No tenga miedo, hombre.
¿Qué quería ser de niña? Piloto de avión. Mi padre era militar, del ejército del aire. Y yo quería volar.
¿Como Jackie Brown?
No, ella es azafata, sirve comida y pone buena cara a todo el mundo, yo no sirvo para eso.
¿Cómo se hizo actriz? En el instituto, en Denver, un profesor me dijo: “¿Qué es lo que te gusta? ¿Las películas? Pues haz lo que te guste”. Era 1967, en todo Estados Unidos sólo había cuatro escuelas de interpretación. Me fui a Los Ángeles, a la UCLA, en el jeep de mis padres. La facultad era tan cara que tenía que trabajar, de recepcionista y otras cosas. Fui consiguiendo papelitos. En 1973 ya estaba rodando una película en Cinecittà, en Roma, para Roger Corman, hacía de esclava romana con un tanga de piel de leopardo y sin sujetador cuando, de repente, se desbocó un caballo. Yo sabía domarlos así que, antes de que causara destrozos, lo monté pero saltó y se metió en un decorado... ¡en medio de una toma de Amarcord de Fellini! Yo no sabía ni quién era.
¿Que hizo Fellini al verla?
Me miró y dijo: “Mis fantasías se han hecho realidad”. Me invitó a comer –sólo a comer, eh–.
No todo son anécdotas divertidas...
No, he sido atacada sexualmente tres veces. A los 6 años me violaron dos niños mayores, luego me pasó ota vez a los 18, y a los 20 años me escapé por los pelos.
¿Cómo?
Era un amigo de la familia. Esa vez me dije “no te vas a dejar” y me peleé con esa bestia, un exjugador de fútbol americano. Me llevé arañazos, abrasiones, golpes... pero conseguí darle fuerte con los muebles y salir corriendo.
¿Le cuesta contarlo?
Otra actriz le diría: “Pregunta si- guiente” pero yo no. Hay que contarlo. ¿Por qué no dije nada a los 6 ni a los 18 ni a los 20? Porque mi familia hubiera matado a los agresores. Y me hice la reflexión: si los matan irán a la cárcel y prefiero tener a mis padres conmigo.
Harvey Weinstein fue su productor ¿no?
El de Quentin Tarantino. También hizo Holy smoke conmigo, Harvey Keitel y Kate Winslet. A mí no me gustaba ir a reuniones nocturnas a hoteles. Yo tenía un agente que me protegía y me acompañaba a todos sitios. Harvey fue profesional conmigo, no tuve con él ninguna experiencia negativa, como otras.
Usted fue símbolo del black power, la revolución sexual...
Yo era ante todo una granjera. Sé cuidar animales, huertos, arreglar muebles, tejados, disparar, cazar, pescar, conducir barcos y tractores.
Granjera pero con conciencia.
Mi madre era activista, ayudaba a la gente negra que no tenía derecho a la sanidad. Y sé hacer todo eso por mi abuelo, me enseñó porque “así todos los hombres te respetarán”.
¿Qué es Pam?
Una película sobre mi vida, se está acabando de rodar, basada en mis memorias, Roxy. Es una comedia.
¿Su vida es una comedia?
¿Cómo que no? Míreme, aquí, feliz, al borde de la piscina, hablando con usted. Si no es una comedia ¿qué es?
En Roxy cuenta sus relaciones amorosas con el baloncestista Kareem Abdul-Jabbar, que la quería convertir al islam, o el actor Richard Pryor, y sus problemas con las drogas. ¿Fue difícil escribirlo?
Lo más difícil fue encontrar el modo de hablar de las agresiones sexuales, me costó cuatro años, cuando te pasa algo así crees que vas a morir.
¿Cambió Jackie Brown su vida?
Fue un regalo increíble que me hizo Quentin. Una de esas películas que la gente ve siete veces y nunca se cansan. Le confieso que yo quise otro final: cuando se va Jackie con el hombre hablando sin parar en el coche, yo quería que ella se hartara, bajara del vehículo y se fuera sola.
HACE VEINTE AÑOS “Tarantino me hizo un regalo increíble, pero yo quería otro final en ‘Jackie Brown’”