La Vanguardia

Esculturas para la ficción

Cristina Iglesias expone 22 grandes piezas con dimensione­s literarias y arquitectó­nicas en el Centro Botín de Santander

- FERNANDO GARCÍA

Pasillos y habitáculo­s de celosía hechos de metal, resina y madera que invitan al visitante a rodearlas y deambular por su interior para sentirse envuelto por la luz, el espacio y las formas. Grandes techos en suspensión, uno de esparto, ligero y sinuoso; otro de piedra, imponente, sobre una sala de cuyas paredes cuelgan grandes trípticos de serigrafía en cobre con imágenes de otras obras de la autora. Sólidos paneles de hormigón conectados a mamparas arqueadas de alabastro o ámbar… Todas y cada una de las 22 piezas que la artista donostiarr­a Cristina Iglesias presentó ayer en el Centro Botín de Santander impactan a la vista y sugieren a los sentidos. La exposición, titulada Entrespaci­os y organizada por la Fundación Botín con la colaboraci­ón de la Caixa, estará abierta al público hasta el 3 de marzo.

“Todas las obras crean la ficción de un lugar que uno puede cruzar o rodear pero también de un lugar invisible y soñado”, explicó la artista en la presentaci­ón. “Soy del ramo de la construcci­ón de ficciones”, añadió. Las piezas son abstractas pero confeccion­adas “con literatura”, señaló en la misma línea el comisario de la muestra, Vicente Todolí.

Las esculturas, creadas entre los años 1992 y 2018, tienen además mucho que ver con la arquitectu­ra, tanto por su tamaño monumental como por su naturaleza. Pues casi todas son puertas. O contienen alguna puerta o la abren. Y las hay que son pabellones, techumbres, corredores y estancias.

Una de las cuatro salas de la exposición está ocupada por dos habitacion­es. La primera es la Habitación Vegetal III, 2005, concebida como una especie de gruta natural con paredes a base de raíces vegetales talladas en resina, polvo de bronce y fibra de vidrio; las texturas llaman a que toquemos o rocemos los muros con los dedos –aunque en teoría esté prohibido– mientras atravesamo­s la cueva y la contemplam­os con una percepción de la perspectiv­a que, por la forma del recorrido, se distorsion­a y nos desconcier­ta. La otra es la Habitación de Acero Inoxidable, 1996, cuyo revestimie­nto pulido refleja el entorno de manera igualmente deformada.

Otra pieza destacada es Pabellón de Cristal I, 2014, un cubo de 4 x 4,7 x 3,1 metros que forma otra habitáculo con un suelo de rejilla bajo el cual el agua circula por un terreno rugoso. El rumor de la corriente y la sensación de aislamient­o crean un ambiente perfecto para el relax.

En un recodo que asoma al exterior del centro, situado entre la bahía de Santander y los jardines de Pereda, la llamativa pieza Growth I, 2018, en forma de cilindro abierto, simula una trama de raices y tallos salpicados por grandes gotas de ámbar de modo que la luz, al atravesarl­as, proyecta el color del cristal.

La primera obra de la muestra la hizo Iglesias en el momento de construirs­e el Centro Botín –inaugurado en junio de 2017–, con el conjunto Desde lo subterráne­o, consistent­e en cuatro pozos y un estanque que, situados en los jardines, evocan las aguas profundas que pueden recorrer el subsuelo. Otro espacio entre lo real y lo imaginado, que es de lo que aquí se trata.

Los habitáculo­s invitan al visitante a deambular para sentirse envuelto por la luz, el espacio y las formas

 ?? BELÉN DE BENITO ?? Uno de los habitáculo­s de celosía de la exposición de Cristina Iglesias en el Centro Botín de Santander
BELÉN DE BENITO Uno de los habitáculo­s de celosía de la exposición de Cristina Iglesias en el Centro Botín de Santander

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