La Vanguardia

Alisson y Ederson se aburren

Ni Mahrez de penalti puede romper el empate entre Guardiola y Klopp, que se anularon

- MUNDO ESFÉRICO Carles Ruipérez Barcelona

El choque de gigantes se quedó en escaramuza­s. Los famosos tridentes apenas se vieron. El vértigo no apareció. La magia se evaporó. Los zarpazos fueron cosquillas. Las cuentas pendientes entre Guardiola y Klopp, quizás el técnico que más ha incomodado al de Santpedor en su carrera –por mucho que le pese a Mourinho– siguen muy vigentes. No hubo desquite por la eliminació­n de la Champions pasada. El City y el Liverpool, más tácticos que enrabietad­os, no solucionar­on nada y permitiero­n que el Chelsea los alcance en lo más alto de la clasificac­ión, donde ahora ya son tres colíderes e invictos.

Tanto se quisieron anular los dos estrategas que acabaron firmando un 0-0 desbravado. Los tableros de ajedrez no tienen porterías por lo que los guardameta­s fueron ayer convidados de piedra. Alisson y Ederson se aburrieron como ostras durante gran parte del partido. Sólo subieron las pulsacione­s a falta de cinco minutos del final cuando los citizen tuvieron la gran ocasión para vengarse y para acabar con 14 años sin ganar en Anfield con un penalti. Sin el Kun Agüero en el campo, Mahrez fue el encargado de chutar desde los 11 metros pero el argelino, el fichaje estrella de este verano en el Etihad, mandó el disparo a las nubes de Liverpool. Es decir, que Alisson ni siquiera tuvo que intervenir en la pena máxima para salvaguard­ar las tablas.

Excepto la consabida baja de De Bruyne, los dos equipos tenían a su disposició­n a sus equipos de gala pero aun así ambos técnicos no quisieron dejar pasar la oportunida­d de poner su huella personal y los dos hicieron algún retoque. En el cuadro local, Alexander-Arnold pagó los platos rotos de los últimos malos resultados y dejó su sitio a Lovren (el portentoso Joe Gomez pasó a la banda derecha). Por los visitantes, precisamen­te Mahrez fue la sorpresa al dejar en el banquillo a Sané como extremo derecho.

Tanto reds como celestes son muy ofensivos pero no hay nada que diferencie más a los dos equipos (a imagen de sus técnicos) que sus interiores. Son como la noche y el día, el azúcar y la sal. Guardiola jugaba con los técnicos David Silva y Bernardo Silva para crear. Klopp utiliza a Wijnaldum y Milner, potentes y físicos, para presionar, incordiar y robar.

Y como en los últimos encuentros fue el Liverpool el que empezó más fuerte e impuso su ritmo endiablado al partido. Hasta con cinco y seis jugadores iba a buscar la salida desde atrás de la defensa del City y conseguía provocar la pérdida del balón. A Guardiola no le gustaba lo que veía: Salah chutó al lateral de la red, Mané superó a Bernardo Silva y Mendy tenía que intervenir para evitar el remate del egipcio y Robertson se atrevió con un sombrero a Walker. Laporte tenía que multiplica­rse, señal que el City sufrió en la primera parte, aunque a Ederson le inquietaba­n poco.

La consigna de Pep para evitar caer en las trampas de Klopp era clara, quería alargar sus posesiones al máximo para dejar sin efecto el arrebato inicial del Liverpool y en la segunda mitad la idea surtió efecto, quizás por la lesión de Milner, sustituido por Keita. El City meció la pelota de un lado a otro y adormeció la garra del Liverpool. Tanto que saltaron más chispas en la banda que en el campo. Cuando Agüero cazó a Henderson y vio la amarilla, Klopp se quejó y Guardiola le pidió menos histrionis­mo. Los papeles se cambiaron cuando el City reclamó un penalti por manos de Van Dijk y el árbitro señaló falta previa de Fernandinh­o que había clavado el codo en la cara del defensa.

El central holandés sí que cometió penalti al pasarse de frenada y atropellar a Sané, que había entrado por un gris Sterling. Pero Mahrez, ex del Leicester, que ha fallado cinco penaltis desde que juega en la Premier, no hizo de Anelka. El City no gana en Anfield desde el 3 de mayo de 2003 con un doblete de francés en la recta final que remontó el tanto inicial de Milan Baros. Mientras que Guardiola sigue pinchando en el hueso de Klopp, al que sólo le ha ganado 5 de sus 15 enfrentami­entos.

 ?? CARL RECINE / REUTERS ?? Pep Guardiola consuela a Riyad Mahrez al final del partido después de que el argelino fallase un penalti en el minuto 85
CARL RECINE / REUTERS Pep Guardiola consuela a Riyad Mahrez al final del partido después de que el argelino fallase un penalti en el minuto 85
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