La oposición venezolana despide al concejal muerto bajo arresto
Cientos de personas despidieron el miércoles en Caracas al “mártir” Fernando Albán, el concejal opositor fallecido el lunes mientras estaba detenido, en lo que las autoridades venezolanas aseguran que fue un suicidio y la oposición, un asesinato.
Los participantes en el cortejo partieron de la Universidad Central de Venezuela, donde se instaló la capilla ardiente, y siguieron el coche fúnebre al grito de “¡Justicia!” y “¡Maduro, asesino!”. Albán fue inhumado después en un cementerio del este de la capital.
La ONU, la UE y la Organización de Estados Americanos han pedido una investigación independiente. Albán, de 52 años, era un opositor casi desconocido hasta que el lunes las autoridades anunciaron que se había suicidado tirándose al vacío desde un décimo piso en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional. Había sido detenido sólo dos días antes en el aeropuerto Simón Bolívar, acusado de haber participado en un ataque con drones contra el presidente Nicolás Maduro en agosto.
El fiscal general, Tarek Saab, reiteró la hipótesis del suicidio y aseguró que la autopsia indica que “no había evidencia de maltrato físico en el cuerpo previo a esa caída”, lo que contradice las denuncias de “torturas previas” de la oposición, que asegura que Albán fue arrojado al vacío estando ya muerto.
El antichavismo señala las inconsistencias en la versión oficial. El lunes Saab dijo que Albán solicitó ir al baño “y estando allí se lanzó al vacío”. Pero el miércoles, al volver a explicar cómo había ocurrido el suceso y tras la versión del Ministerio de Interior según la cual el concejal se tiró desde una sala de espera, Saab aseguró que “nunca se ha dicho” que Albán “se lanzó desde el baño”. “Al momento del almuerzo, Albán se levantó abruptamente de la mesa diciendo que quería ir al baño; él aprovecha esa circunstancia, diciendo que quería ir al baño y corre hacia una ventana panorámica que se encontraba en el pasillo del piso 10 y se lanzó al vacío”, dijo.
El ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Borrell, reclamó ayer “una investigación independiente, clara y transparente”, al tiempo que subrayó que este tipo de sucesos son muy especiales “para la sensibilidad política española porque nos traen recuerdos de otros tiempos, como los últimos tiempo del franquismo”, cuando personas que estaban siendo interrogadas “caían por las ventanas”. El ministro, sin embargo, se apresuró a matizar que no pretendía “establecer ninguna clase de comparación”, tan sólo explicar la sensibilidad española.