El hombre, no el héroe
A primera vista, First man sería un producto comparable al que, en 1995, nos ofrecieran el director Ron Howard y el actor Tom Hanks en Apollo 13: una película de voluntad realista que evoca escrupulosamente una epopeya espacial señera de la NASA. En este caso, la del Apollo 11, su viaje a la Luna y los primeros pasos del hombre en nuestro satélite en julio de 1969, todo ello contemplado desde la figura histórica de Neil Armstrong. La película de Howard, muy profesional y bien fabricada, era también monótona y convencional. Cualquier buen aficionado al cine, en lo referente al tema, prefiere antes la fantasía, la ciencia ficción genuina, que el realismo de Apollo 13, pues ya desde el cine mudo (Méliès, Fritz Lang) las expediciones a la Luna han sembrado infinita fascinación en las plateas.
First man, en cambio, es otra cosa. Y es otra cosa, y de orden superior, porque, con astucia, combina equilibradamente el gran espectáculo, el intimismo y la reflexión. Los primeros minutos ya aúnan estos conceptos: a un prólogo de acción aérea situado en 1961, que recuerda Elegidos para la gloria , le sigue de inmediato una tragedia familiar expuesta con emoción y sentimiento pero ni pizca de sentimentalismo. De ahí y hasta la fecha señalada, First man deviene una suerte de biopic que alterna las misiones espaciales del protagonista con su vida doméstica, o lo que su dedicación intensa a la astronáutica le deja de espacio a la vida doméstica; en este apartado urge señalar que, siendo muy competente la labor de Ryan Gosling, la supera con creces la extraordinaria composición, dando vida a su esposa de Claire Foy. El filme ilustra no tanto la hazaña de Armstrong como su sufrimiento interior. First man habla del hombre, no del héroe. Incluso el momento estelar, ese “gran paso para la humanidad”, está tratado sin aliento épico, únicamente unas bellísimas y pudorosas imágenes del suelo lunar, íntimamente conectadas con el sentir del personaje. No sabemos si hay vida inteligente más allá de la Tierra, pero sí la hay más allá de La la land: Chazelle anda sobrado de talento.