Carmen, esto está muy difícil
Ay, Elsa, esto está muy difícil!, ¿verdad? –Sí Carmen, muy difícil. Ya conoces nuestras condiciones... La relación entre el Palau de la Generalitat y la Moncloa transita hoy por hoy más o menos en estos términos con la vista puesta en los presupuestos. La vicepresidenta Carmen Calvo, la consellera Artadi y el vicepresident Pere Aragonès se llaman, se mensajean y calzan en su agenda reuniones furtivas de veinte minutos en hoteles. Calvo habla de los presupuestos, de los 2.200 millones extras que recibirían las cuentas de la Generalitat, de las mejoras en inversiones que mañana pondrá sobre la mesa el secretario de Estado Pedro Saura: la disposición adicional, las cercanías y hasta la participación en la gestión de El Prat. Pero la sensación en el Govern es que no hay voluntad de hablar “ni de política, ni de presos”.
Calvo sabe muy bien que no es lo mismo hablar con Artadi que con Aragonès, que se han puesto en marcha interlocutores ajenos al Govern que representan a unos y no a otros, pero su respuesta ante la demanda de gestos por parte del independentismo siempre es la misma. Eso es muy difícil, viene a decir la vicepresidenta. Pedro Sánchez tiene mucha presión…
Aun sí, la Moncloa no se ha dado por aludida por el ultimátum lanzado por Quim Torra desde el Parlament, y tras la carta remitida a Sánchez, sus gabinetes ya se han puesto en contacto. No habrá reunión urgente, tal y como pedía el president. Hay unanimidad en que no es el momento, pero los canales siguen abiertos. ¿Para qué? De momento, Sánchez ha ido ganando tiempo. No se negocia más que autogobierno, deudas pendientes y recursos. Y el independentismo tendrá que decidir si boicotea los presupuestos al compás de la presentación de las acusaciones del proceso del 1-O.
Tampoco la relación del Govern con Pablo
Torra y Puigdemont se encomendarán en los próximos días al Consell de la República y el Fòrum Cívic i Constituent
Iglesias avanza. Podemos necesita que Ada Colau resista en la alcaldía de Barcelona, así que, tras pactar los presupuestos, no se asumirán riesgos innecesarios para presionar a Sánchez. Hace tiempo que Iglesias dibuja su particular escenario de resolución: quizás tras las elecciones generales y con un gobierno más fuerte en Madrid… La languidez del líder de Podemos contrasta, a juicio de los interlocutores independentistas, con la comprensión republicana de Alberto Garzón.
Y mientras, la digestión de la pérdida de la mayoría parlamentaria en Catalunya se hace cada vez más pesada. Torra adolece de la falta de liderazgo propia de quien insiste cada día en que no es un político, el grupo de JxCat está alineado en público y dividido en privado sobre la ascendencia de Carles Puigdemont, y ERC se siente desacomplejada con la nueva situación de precariedad parlamentaria. Lo que no cambia es la conjura para eludir, de momento, las elecciones. En los próximos días, Torra y Puigdemont se encomendarán al Consell de la República y el Fòrum Cívic, Social i Constituent en busca de contenido político y reforzar los liderazgos maltrechos esta semana. Y es que, sí, Carmen, aquí también está muy difícil…