Horst Seehofer
MINISTRO DEL INTERIOR ALEMÁN
Seehofer, barón de la CSU en Baviera, jugó contra Merkel la carta de la inmigración, criticando a la canciller que acogiera a un millón de refugiados en el 2015. Este pulso le ha salido mal, como demuestra la caída de votos de la CSU.
El revés en las elecciones del domingo en Baviera para los grandes partidos (Volksparteien) se expande por los despachos de sus líderes en Munich y en Berlín en busca de evaluación y corrección de rumbo. El varapalo sufrido por la formación socialcristiana bávara, la CSU, aliada histórica del partido democristiano de la canciller Angela Merkel, la CDU, y el descalabro del socialdemócrata SPD, responde no sólo a dinámicas bávaras por la postura antiinmigración de la CSU, sino también al descontento hacia la coalición del Gobierno federal de conservadores y socialdemócratas.
Por ello, Angela Merkel llamó ayer a los socios de su Gobierno a poner fin a las querellas internas para centrarse todos en “recuperar la confianza” perdida. “Los electores esperan que los partidos de la Unión actúen de modo concordado”, dijo Merkel en referencia a la CDU y la CSU, en un reproche directo a la disputa migratoria que el ministro del Interior, el socialcristiano Horst Seehofer, le lanzó al respecto a inicios del verano.
Merkel habló así en un encuentro con la federación del comercio exterior, mientras que la secretaria general de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer, se encargó de la rueda de prensa sobre la postura oficial del partido. Kramp-Karrenbauer dijo que el resultado de la CSU en Baviera es “un disparo de advertencia” del que los conservadores alemanes deben tomar nota. El 28 de octubre habrá elecciones en el land de Hesse, ahora gobernado por la CDU en coalición con Alianza 90/los Verdes.
Tras haber sido uno de los principales provocadores de conflictos, Seehofer dijo ayer que la CSU seguiría respaldando al Gobierno de gran coalición. “Haremos lo que nos corresponde para que la gran coalición pueda continuar su trabajo de modo sostenido”, aseguró. Los socialdemócratas hicieron promesas de escucha aunque siempre ganando tiempo. La presidenta del SPD, Andrea Nahles, optó por situar “en los próximos meses” una eventual decisión sobre la permanencia del SPD en la gran coalición.
El barómetro sobre política federal publicado el domingo por el diario Bild otorgaba al tándem CDU/ CSU un flojo 26% de apoyos, con el SPD en el 17%, al mismo nivel que los verdes –en ascenso no sólo en Baviera, donde han sido los grandes ganadores con su segundo puesto–, y con la ultraderecha pisándoles los talones con el 15%. Ayer en una rueda de prensa en Berlín, el copresidente de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), Jörg Meuthen, celebró su entrada en el Parlamento bávaro, el penúltimo en el que aún no tenía representación, y destacó la “caída libre” de la CSU y del SPD, lo cual indicaría “una especie de nueva era en la que los grandes partidos están en declive”.