El voto útil al independentismo
El periodista y escritor Indro Montanelli expresó una radical definición del voto útil cuando en 1976 aconsejó al ciudadano italiano “tápate la nariz pero vota a la Democracia Cristiana”, cuando oteaba en el horizonte una posible victoria del Partido Comunista italiano. Su apelación iba a convencer a los votantes que concentraron sus votos en una opción política que, por muy mala que fuera, permitía evitar males mayores. En Catalunya llevamos muchas elecciones en las que se ha pedido a los votantes que se dejen llevar por una idea confusa del voto útil que el independentismo ha cultivado, haciéndolo mutar como “el vot de la teva vida”. Nunca como hasta ahora los votantes han subordinado sus legítimos intereses individuales por unos ideales colectivos. Y, sin embargo, elecciones tras elecciones, se han visto defraudadas las expectativas de los votantes independentistas, teniendo muchos la impresión de que, a medida que votaban una y otra vez, sólo conseguían alejarse del objetivo. No hace mucho tiempo, se asociaba el voto útil a la idea de votar con la cabeza; ahora es votar con el corazón. La cuestión que debemos preguntarnos, cuando las diferencias entre ERC y Junts per Catalunya les han llevado a perder la mayoría, es cómo se convence a sus votantes para que revisen su postura para poder pasar del voto en bloque a votar haciendo balance de lo que se ha conseguido y lo que se ha perdido.
En cada nueva elección a la que asistimos en Catalunya vemos como se impone un férreo marcaje al acto de votar con objeto de predisponer a los ciudadanos para mantener vivo el conflicto y posicionarse en contra de volver a la política. La unidad del independentismo político que plantea la Crida se basa en colocar a los catalanes en posición de resistencia y reducir el pluralismo político en el seno del independentismo. Se aspira a formular la idea de que la única manera de conseguir los objetivos es subordinando los matices políticos a un voto útil que acabe con ellos.
La evolución política de los últimos años ha certificado la dudosa legitimidad del voto útil independentista, que esconde una intención centrada en forjar un peculiar bipartidismo político basado en oponer un solo partido o plataforma independentista frente al resto de partidos que no lo son. Elección tras elección, y viendo los resultados, podemos constatar que el voto útil es un voto inútil, pues no permite hacer política.