‘Big bang’
Para celebrar el 12 de Octubre (celebrar es un decir) el jueves por la tarde pusimos el navegador rumbo a Ceret. Estábamos allí al cabo de dos horas. Aparcamos y atravesamos las calles donde a ambos lados corre el agua clara, prodigio que Josep Pla describió en Vida de Manolo. En varios comercios están colgados carteles anunciando la representación que mañana miércoles una compañía de Perpiñán hará de Quatre dones i el sol de Jordi Pere Cerdà en la Sala de la Unió. El día siguiente a primera hora, mientras hacíamos tiempo para caer rendidos ante la vitrina con las esculturas de Hugué, se me puso cara de esnob cuando empecé a hojear el Obs en el quiosco que está junto al Museo de Arte Moderno.
El tema de portada del semanario es el análisis caracterológico de Emmanuel Macron elaborado por seis psicoanalistas. Pero todo el número, no puede ser de otra manera, respira el aire del prólogo de inquietud que nos ha tocado vivir: los populismos avanzan y la democracia se degrada, sentencia en el primero de los artículos la redactora jefe. En la sección de ideas el politólogo Gilles Kepel –uno de los grandes especialistas en Oriente Medio y el Mediterráneo del Sud– desgrana los argumentos del ensayo que publica el jueves.
La síntesis de Kepel es muy sugerente porque tiene la claridad de ampliar nuestras coordenadas de análisis del presente, que son siempre distorsiona doramente locales. Con una mirada integral sobre una región que es un polvorín, define el conflicto sirio como un big bang de impacto mundial: una falla de ámbito regional que ha sido lo bastante intensa como para sacudir las placas de todo el orden internacional. Pero no es sólo una cuestión geoestratégica, que también. Las réplicas de este terremoto han llegado aquí, ya sea por el terrorismo o la angustia irracional provocada por la crisis de los refugiados y los inmigrantes. A la hora de reflexionar sobre cuál debería ser la respuesta europea ante esta falla en expansión, Kepel reitera la importancia de una disyuntiva crítica. Mayo del 2019. Las elecciones europeas, más que nunca, determinarán nuestro futuro. La suerte de Europa, la nuestra, se juega aquel día.