La Vanguardia

Ellas quieren ser ‘Perdidos’

‘Manifest’, que emite HBO España, mantiene viva la tradición de los estrenos de ciencia ficción que intentan repetir el éxito de la isla

- PERE SOLÀ GIMFERRER

En la televisión americana hay una tradición no oficial que siempre se repite: entre los estrenos de los principale­s canales siempre hay una serie que intenta recrear el éxito de Perdidos. Pocas son tan evidentes como Manifest, que emite HBO España cada martes. Arranca con un avión que sufre turbulenci­as y, cuando los pasajeros aterrizan, descubren que todos sus seres queridos creían que habían muerto en un accidente. Pero esto no es todo. El problema es que, lo que para ellos era un vuelo de cinco horas, para el resto del mundo fue un lustro sin saber nada de ellos. Vuelven y se encuentran a sus hijos crecidos, sus parejas rehaciendo las vidas con otros, sus trabajos ocupados por otros... y con un sexto sentido. Ya tenemos drama humano y misterio, la receta infalible de Perdidos con un vuelo que desafía la lógica.

La receta suele incluir una trama con toques de ciencia ficción pero intentando ser accesibles al público no habituado al género. Se suele enfatizar el drama humano para disimular o directamen­te ocultar la verdadera naturaleza de la serie hasta que el público esté enganchado. Por ejemplo, Fringe (2008) tardó en revelar que iba de realidades paralelas. Muchas de ellas intercalan flashbacks y flashforwa­rds como la literal Flashforwa­rd (2009) o la fantástica Érase una vez (2011). Los episodios suelen terminar con cliffhange­rs que alimentan una mitología que parece no tener ni pies ni cabeza. The Event (2010) remataba el episodio piloto con un avión que desaparecí­a en el aire aunque en realidad iba de extraterre­stres exiliados, y la inofensiva Terra Nova

(2011), sobre los humanos viajando a la prehistori­a con los dinosaurio­s, sembraba interrogan­tes para darle un sabor más perdido.

Para rematar, los canales venden las series con referencia­s (como los aviones) o publicitan­do que entre los implicados se encuentran nombres clave de la isla. Howard Kitsis y Adam Horowitz, los creadores de Érase una vez, eran guionistas del vuelo Oceanic 815 como Brian K. Vaughan, el responsabl­e de La cúpula

(2013), que no aislaba a sus personajes en una isla sino en una cúpula invisible. Y J.J. Abrams también intentó repetir la jugada como productor, ya fuera con Fringe o en el 2012 con los presos desapareci­dos de Alcatraz o esa realidad de Revolution donde la electricid­ad dejaba de funcionar y con Elizabeth Mitchell (Juliet, una otra de la isla).

¿Y qué tienen en común casi todas? Se notan demasiado las intencione­s. Como el espectador ya no mantiene la misma buena fe hacia el desarrollo de las mitologías, desconfía rápidament­e del misterio. Hay un sector del público que todavía está digiriendo el desenlace de Perdidos,

emitido en el 2010. Su obsesión por repetir el molde les resta personalid­ad. Si a esto se le suma que suelen perder brillo tras presentaci­ones concebidas para enganchar, ya tenemos los motivos por los que suelen comenzar bien de audiencia y se dan de bruces con la realidad después de pocos episodios. Flashforwa­rd, The Event, Terra Nova y Alcatraz sólo tuvieron una temporada, y Revolution y La cúpula fueroncanc­eladassin tener un final. Y, mientras Manifest ha arrancado en EE.UU. como un éxito de audiencia, tiene todos los ingredient­es para seguir este patrón. Es demasiado obvia y descafeina­da, como casi todas las sucesoras de Perdidos.

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Josh Dallas había protagoniz­ado Érase una vez como el Príncipe Encantador

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