“Soy gallego, atlántico, celta: no veo perfiles, veo brumas”
Tengo 47 años. Nací en Vigo y vivo por el ancho mundo. Soy músico. Soy soltero, “je suis célibataire”, mis hijos son mis diez discos. ¿Política? Libre como un pájaro y gallego, ni de derechas ni de izquierdas. ¿Dios? La naturaleza: ella decide, y los gallegos lo sabemos
Es usted celta? Sentado sobre una roca ante el inmenso Atlántico, desde niño, hago sonar en mi flauta músicas célticas... No me ha contestado. Soy gallego.
¿Me confirma el tópico?
Tú eres mediterráneo, yo soy atlántico. Tú ves perfiles, yo veo brumas. Tú eres humanista, yo soy naturalista.
Explíqueme lo de naturalista.
El hombre es medida de todas las cosas en el Mediterráneo. Pero ¡en el Atlántico manda la naturaleza! Y ante ella, ¿qué puedo decir?
Lo que quiera.
No, el gallego sabe que no puede, que no decide nada. Deja preguntas al viento, y que las responda la naturaleza: las nubes, el océano y sus corrientes, la tierra, los ríos, el rayo.
Usted decidió tocar la gaita...
O fue mi clan, o la tierra. Mi bisabuelo tocaba el bombardino, fue a Brasil y desapareció.
¡Qué novelesco!
Pasó a llamarse Jose Nunes y compuso la canción Nunca te dejaré, mulata...
Eso es una pista.
A los ocho años, de mi padre aprendí a tocar la gaita, y no olvidaré una noche en su aldea, en A Mezquita...
¿Qué pasó?
Yo sólo sabía tocar dos canciones, pero los viejos me rogaban “¡toca, toca otra vez, niño, toca, toca!”. Y entraron en trance, toqué y... nos amaneció, jubilosos, ¡fue un sueño!
Eso debe de marcar...
He seguido tocando esa música céltica por aldeas de todo el planeta.
¿Por qué gusta tanto la música celta?
Su reiteración con variaciones tiene algo de hipnótico, y eso ha atravesado los milenios.
Remueve emociones.
El rock nacerá en América del cruce de lo celta de emigrantes anglos y de lo africano. Y sigue inspirando a músicos, de Sinead O’Connor a Ry Cooder o Sting... Los griegos arcaicos hablaban de la música de los keltoi.
¿Qué decían?
Herodoto les menciona en el siglo VI a.C. Que veneraban la naturaleza, que tenían druidas y bardos. ¡Y fama de no temer a nadie! Y así se lo diría un jefe celta al mismísimo Alejandro Magno, en el siglo IV a.C.
¿Qué le dijo?
“Los celtas no tememos a nada, salvo a que el cielo caiga sobre nuestras cabezas”.
¿De dónde venían los celtas?
Eran grupos de raíz indoeuropea que migraban de este a oeste, y al llegar a la bruma atlántica les ganó la magia, la poesía, crearon la lengua celta... y la gaita.
¿No traían consigo la gaita?
Tañían arpas y liras, tocaban flautas, cuernos, trompas, cornamusas y protogaitas... Y aquí, en el mágico caldero de Galicia, hace mil años, inventaron la gaita.
¡La gaita es gallega, pues!
Y hará luego el mismo viaje que todo lo celta.
¿Qué viaje?
Sobre las olas, velas al viento, la gaita llega a Irlanda, Bretaña, Gales y a Escocia, en 1400.
Pero España... ¡es la guitarra!
¡No! España es el encuentro de la gaita y la guitarra. Hay una diagonal sudoeste-nordeste que pasa por Madrid. Gaita arriba, guitarra abajo. ¿Por qué nunca vemos en TVE a un joven tocando una gaita? ¿O un sac de gemecs catalán o una xeremia balear?
Eso, ¿por qué no?
Por un sentido mal entendido de lo moderno, se arrumbó la gaita durante los años 80.
Ya: a la movida no le gustó la gaita.
He tocado en festivales tras AC/DC ,yseenfadan porque mi gaita es más potente que sus guitarras, lo he medido: mi gaita alcanza los 1.200 decibelios.
¿Cuándo desaparecieron los celtas?
Lo celta es una emoción oscilante, se esconde y rebrota cada cierto tiempo, o con lo artúrico, o con el mito de Ossian, hoy con el ecologismo, o con la new age...
¿Queda algo de la lengua celta?
El bretón es céltico, y resiste. Algo el galés, muy poco el irlandés, el gaélico escocés...
El gallego, en cambio, es latín.
Un latín en roce con lenguas prerromanas y el celta: ¡la palabra centolla es celta! Y hubo también bardos bilingües.
¿Emplea el castellano actual alguna palabra celta?
La palabra perro es celta.
¿Qué músico celta es su favorito?
Mis maestros son The Chieftains, banda irlandesa fundada en el año 1963. He tocado mucho con ellos, ¡un honor!
Hay otro gallego con mando en escena: Julio Iglesias.
En un concierto suyo en el Royal Albert Hall de Londres toqué para él Un canto a Galicia,
con mis arreglos con zanfoña, flauta y su voz a cappella.
¿Y qué tal?
A media canción improvisé con la flauta, llevé la melodía hacia un modo distinto, gaitístico, el mixolidio... Y entonces Julio Iglesias me sorprendió.
¿Por qué?
Por la humildad con que me siguió: cambió su modo de cantar y transformó la canción en algo muy, muy gallego... Qué astucia... Y ahí le vi la sabiduría de un viejo druida.