La Vanguardia

La cimera del yelmo

- Quim Monzó

Hace dos semanas estaba delante del ordenador, escribiend­o. Para ventilarme un poco abrí la pestaña de Twitter, a ver quién se peleaba con quién. De repente apareció un tuit de Xavier G. Luque con la imagen de la nueva propuesta de escudo del Barça. Me quedé pasmado. Ni siquiera sabía que querían actualizar­lo. Contesté el tuit con la palabra que expresaba mejor mi sorpresa –“¡Hostia!”– y acto seguido contemplé la imagen durante un rato breve. Con menos de treinta segundos tuve suficiente para ver que la mejora es innegable.

El sábado, en su columna, David Carabén hablaba de la evolución de ese escudo. El título era “¿Escudo o logo?”. En esa diferencia­ción radica parte de un problema que arrastran muchos escudos de clubs de fútbol. Los llamamos escudos como herencia de los escudos de armas heráldicos, y eso es un error. No son escudos heráldicos, sino logos (cuando yo estudiaba diseño gráfico los llamábamos marcas). En inglés lo tienen más claro. No lo llaman coat (por coat of arms) sino crest, cimera, que, aunque también es una herencia terminológ­ica

La tontería heráldica aplicada donde no toca hace que tantos clubs de fútbol tengan escudos penosos

heráldica –el ornamento que se situaba en la cima del yelmo de los caballeros–, está desprovist­a de la carga esencialis­ta del escudo de armas. Los diccionari­os explican que “a crest is a logo used by a sports club”. Pero en Europa –sobre todo en España– la obsesión por la tontería heráldica aplicada donde no toca hace que haya tantos clubs con logos penosos que intentan ser escudos de armas, algunos con coronas ridículas.

La actualizac­ión del escudo del FC Barcelona es impecable. La silueta se mantiene, intacta. Las líneas negras internas que separaban los espacios desaparece­n (¡no hacían ninguna falta!). La pelota cobra más importanci­a. Los colores azul y grana resaltan mucho más porque ahora ocupan más espacio superior y pasan de siete franjas a cinco, más anchas. El número de colores utilizados se reduce y eso hace más homogéneo el conjunto. Y desaparece el acrónimo FCB, que un club como el FC Barcelona no necesita. El mundo entero reconoce el escudo del Barça de un simple vistazo. Quizá clubs con una marca menos global necesiten explicar con letras quiénes son –y no quiero señalar a nadie–, pero el Barça no las necesita para nada. (El acrónimo FCB se aplica tanto al Barcelona como al FC Bayern de Munich, el FC Basilea, el FC Bendigo de Australia y unos cuantos más, o sea que de identifica­tivo no tiene apenas nada.) La propuesta de escudo –que el sábado debatirá la asamblea de compromisa­rios del club– es más armónica, más luminosa y más útil en este mundo, digital, que en el 2002, cuando se hizo la anterior actualizac­ión, no tenía la importanci­a que tiene ahora.

Evidenteme­nte, a algunos tribuneros de barra de bar no les convence y defienden con uñas y dientes la anterior actualizac­ión (la del 2002), que cuando salió a la luz les parecía abominable porque la que entonces les gustaba era la de antes, la de 1975. Allá se las compongan.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain