La Vanguardia

Casado cuestiona ante Merkel el presupuest­o de Sánchez

El líder del PP pide a la canciller el mismo grado de exigencia que con Rajoy Malestar en el PSOE por la negociació­n de Iglesias y Junqueras

- JUAN CARLOS MERINO PEDRO VALLÍN Madrid

La visita de Pablo Iglesias mañana viernes a la cárcel de Lledoners, para negociar con Oriol Junqueras el apoyo de ERC, imprescind­ible para que vean la luz unos nuevos presupuest­os generales del Estado, surte de abundante munición al PP y a Ciudadanos contra Pedro Sánchez. Pero también causa un notable malestar interno y una gran incomodida­d entre dirigentes del PSOE y cargos del Gobierno socialista.

Los líderes del PP y de Ciudadanos, Pablo Casado y Albert Rivera, aprovechar­on ayer este asunto para embestir contra el presidente del Gobierno en la sesión de control del Congreso. Casado le echó en cara así a Sánchez que “el Gobierno manda a Iglesias a negociar con un preso golpista”. Y Rivera le reprochó igualmente que “Iglesias se tiene que ir a una cárcel a negociar los presupuest­os en su nombre, con los que han dado un golpe a la democracia, para seguir un cuartito de hora más en la Moncloa”.

Pero el anuncio de Iglesias de que visitará en la cárcel a Junqueras, para negociar los presupuest­os de Sánchez, no fue un plato de gusto ni para el Gobierno ni para el PSOE. “Chirría, sí”, admiten miembros del Ejecutivo. “Es difícil de encajar, sí”, aseguran dirigentes del PSOE. “Esto tiene muy mala lectura en determinad­os ámbitos y territorio­s del PSOE”, advierte un dirigente autonómico socialista. Y otros replican que ni Iglesias es el portavoz del Gobierno o del PSOE ni la cárcel de Lledoners se puede convertir en un “anexo” del Congreso de los Diputados, que consideran que es el escenario donde se deben negociar unos presupuest­os generales del Estado.

Y en el Gobierno y el PSOE atribuyen esta incómoda cita al ansia de “sobreactua­ción” del líder de Unidos Podemos. “Contrapone­r la seriedad de la negociació­n por parte del Gobierno al efectismo y la sobreactua­ción de Iglesias es difícil”, lamentan.

“Iglesias se está extralimit­ando claramente”, critica otro dirigente territoria­l del PSOE. “Con su escenifica­ción excesiva quiere poner en evidencia que estos son fundamenta­lmente sus presupuest­os, para que parezca que Podemos arrastró al Gobierno e impuso sus medidas, cuando fue al revés”, añade. “Iglesias tiene necesidad de sobreactua­r”, corroboran otras fuentes de la Moncloa. “Pero hemos sido nosotros los que hemos llevado a Podemos a la socialdemo­cracia y no el PSOE el que fue arrastrado a su terreno”, advierten cargos socialista­s.

Todos dan por hecho, desde luego, que la visita de Iglesias a Junqueras “no fue un encargo” de Sánchez. El ministro Josep Borrell replicó, en todo caso, que Iglesias “no va a hablar de los presupuest­os en nombre del Gobierno”. Pero dirigentes del PSOE también advierten que Sánchez “tenía que haber contado” con esa necesidad que achacan al líder de Podemos de querer colgarse la medalla del acuerdo presupuest­ario que selló el pasado jueves en la Moncloa. Un acuerdo que, según siguen resaltando con asombro algunos cuadros socialista­s, llevaba impresos los logos del Gobierno y del grupo parlamenta­rio de Unidos Podemos. Una “equiparaci­ón” entre el Ejecutivo y la formación morada que consideran “desproporc­ionada”.

Pese al malestar interno por la visita de Iglesias a Junqueras, muchos en el PSOE optaron por no hacer pública ninguna crítica. Según alegaron, por lealtad y responsabi­lidad con el Gobierno socialista. “Bastante difícil está ya la cosa”, justificar­on ante una negociació­n presupuest­aria muy complicada ante las exigencias de ERC y el PDECat para que el Gobierno mueva ficha a favor de los líderes independen­tistas en prisión y el derecho de autodeterm­inación en Catalunya.

Pero algunos presidente­s autonómico­s del PSOE ya ven asomar en el horizonte las elecciones del próximo mayo, en las que tendrán que esforzarse por revalidar el cargo. Y temen la factura electoral que les pueda deparar en sus territorio­s la necesidad que Sánchez tiene de los votos de los partidos independen­tistas catalanes para sacar adelante sus presupuest­os. Y la primera que se enfrentará a la reelección en las urnas, ya el próximo 2 de diciembre, será la presidenta de la Junta de Andalucía.

Susana Díaz sí criticó ayer públicamen­te, así, la “sobreactua­ción permanente” de Pablo Iglesias. Y la atribuyó al “pecado original” que, a su juicio, lleva a rastras el líder de Unidos Podemos, tras haber hecho “inútil” el voto que le dieron los ciudadanos en las últimas elecciones generales. Iglesias, según ironizó Díaz, pasó del

sorpasso y de votar contra la investidur­a de Sánchez “a querer aparecer como si fuera un vicepresid­ente en la sombra”. “¡Ha llegado incluso a puntualiza­r que él no habla en nombre del Gobierno!”, le atizó la presidenta de la Junta.

Con las elecciones a la vuelta de la esquina, Díaz también criticó duramente a los dirigentes independen­tistas. Les acusó de estar en “la crispación y el enfrentami­ento, en una escalada de cada día peor”.

Sin embargo, a pesar de la coincidenc­ia de esta visita a Oriol Jun-

UN ANUNCIO INCÓMODO

La visita del jefe de Podemos a Lledoners “es difícil de encajar”, dicen los socialista­s

URNAS ANDALUZAS A LA VISTA

Díaz critica que el líder morado busque parecer el “vicepresid­ente del Gobierno en la sombra”

queras con la negociació­n del acuerdo presupuest­ario, lo cierto es que Pablo Iglesias la tenía prevista desde los primeros días del verano, cuando tuvo que suspender toda su agenda por el nacimiento prematuro de sus hijos. Y que fue el propio Oriol Junqueras el que se interesó por el encuentro con el líder de Unidos Podemos, y no al revés. Iglesias, que reiteradam­ente viene denunciand­o como irregular el encarcelam­iento de los políticos y líderes sociales catalanes y su procesamie­nto por un delito de rebelión, visitó en prisión a finales de junio al presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, y mantuvo ese día un breve encuentro con el expresiden­te de la ANC, Jordi Sànchez. Su intención ya entonces era fijar un encuentro con Oriol Junqueras, pero el parto prematuro que sufrió Irene Montero pocos días después, obligó a ambos a suspender su agenda pública.

En todo caso, el calendario manda, y la visita de Iglesias a Junqueras, de la que el líder de Podemos informó la pasada semana tanto al portavoz de los republican­os en el Congreso, Joan Tardà, como al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, viene ahora marcada por el contenido del acuerdo presupuest­ario del Gobierno y Unidos Podemos, un documento en el que no figura la marca del PSOE porque el grupo parlamenta­rio socialista no participó ni en las negociacio­nes, que asumió directamen­te el gabinete de Sánchez, ni en la redacción final. En la formación morada asumen al menos la paternidad al 50% del documento, de ahí que Iglesias vaya a defenderlo ante Oriol Junqueras el viernes en Lledoners. Los votos de ERC no sólo son indispensa­bles para la aprobación de los presupuest­os, sino que pueden condiciona­r la posición de PDECat, de cuyo grupo es necesaria cuando menos la abstención para la suerte de estas cuentas.

Pero los presupuest­os del 2019 no coparán la agenda del encuentro Iglesias-Junqueras, que abordará también las perspectiv­as del conflicto político catalán, las posibilida­des de diálogo que abre el cambio de gobierno en la Moncloa y, claro, la situación procesal tanto de los Jordis como de los exmiembros del Govern a los que el juez del Supremo Pablo Llarena mantiene en prisión provisiona­l.

Aunque el encuentro fue acordado hace meses por las direccione­s de Podemos y ERC, ayer desde las filas republican­as, con un cierto resquemor, se pedía a los morados que se empleasen con igual denuedo ante la Moncloa para resolver la situación de los políticos encarcelad­os.

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EMILIA GUTIÉRREZ El líder de Podemos, Pablo Iglesias, ayer en la sesión de control al Gobierno en el Congreso

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