La Vanguardia

El fiasco por sistema

- Juan Bautista Martínez

Nadie puede rebatir la afirmación de que los aficionado­s de baloncesto del Palau Blaugrana, los que todavía van, tienen más paciencia que el santo Job. Han aguantado que su equipo hiciera el ridículo durante las dos últimas temporadas en la Euroliga, con derrotas bochornosa­s, incapacida­d permanente para competir y una imagen por los suelos. Cada verano se hace propósito de enmienda, se contrata a un puñado de jugadores y se intenta comunicar que esta vez el nuevo modelo irá mejor. Pero después las promesas quedan absolutame­nte arrasadas por la realidad. Los que señalen que ahora todavía es pronto, que sólo se llevan dos jornadas en Europa y que hay que mantener la calma tienen parte de razón, pero más por lo que respecta a una cuestión temporal, la de que quedan 28 partidos por disputar, que por las sensacione­s que transmite el equipo.

Un equipo que por tercer curso seguido emite señales clamorosas de falta de liderazgo, de carácter y de carisma. Un conjunto desnortado en los finales ajustados, que no encuentra a un patrón en la cancha ni nadie que tire del carro cuando el rival se le pone en el cogote. El Gran Canaria, un debutante en la Euroliga, un club sin pedigrí continenta­l, tuvo más arrestos en el último tramo que un Barcelona que llegó a ganar de siete puntos a falta de cinco minutos.

Entonces se fundieron los plomos de los jugadores de Pesic. Heurtel, que se supone que es el base titular, perdió balones absurdos, en la misma línea de incompeten­cia que enseñó en Moscú. Singleton, fichado para ser importante en Europa, cometió una falta estúpida con apenas unos segundos en el electrónic­o y lleva 3 de 19 en el tiro en los dos partidos del torneo y Tomic, que hizo buenos números el pasado martes, no sería el hombre que más aparece cuando las cosas se ponen calientes.

Claro que para desaparici­ón la de Víctor Claver. ¿Cómo puede un internacio­nal español estar 32 minutos en cancha y tirar sólo una vez a canasta? Es cierto que la metió pero 2 puntos y 3 rebotes jugando casi todo el partido es para que él mismo se pregunte qué es lo que hizo sobre la pista. Y también para preguntars­e las razones de Pesic para darle tanto carrete, vista su inoperanci­a. Que no me hablen en su caso de los intangible­s. Claver es un buen síntoma de la falta de mentalidad del Barça en Europa. De las últimas 32 salidas en la competició­n ha ganado sólo 6 y en los últimos 23 partidos en la Euroliga, contando todo, únicamente se ha impuesto en 8. Un balance intolerabl­e.

¿Que esta temporada todavía se puede subsanar? Claro, pero que no vengan con paños calientes y con que el equipo aún se está conjuntand­o y demás frases hechas para ganar tiempo. El Barcelona lo que necesita es ir ganando ya para no quedar descolgado de salida. No todo es negativo. Entre los jugadores que han llegado, Kuric ha enseñado su buena mano, Pangos ha ofrecido detalles de dirección colectiva y es de esperar que Singleton espabile para asemejarse al jugador que brilló en el Panathinai­kos. Pero las urgencias están sobre la mesa.

La inoperanci­a de Claver en Canarias (un tiro en 32 minutos) sirve como síntoma de un equipo débil

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ELVIRA URQUIJO A. / EFE
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