La Vanguardia

Nissan produce menos en Barcelona y cerrará el año al 40% de capacidad

La planta recorta previsione­s al quedarse sin dos modelos y no despegar la pick-up

- ÓSCAR MUÑOZ

La factoría de Nissan en la Zona Franca vive una situación difícil. Con unas instalacio­nes preparadas para producir 200.000 vehículos al año, en estos momentos la empresa prevé sacar únicamente 80.300 a la calle este 2018, según las estimacion­es actualizad­as en agosto a las que ha tenido acceso este diario. Esta cifra, sensibleme­nte inferior a las 88.800 unidades que fijaba el plan de negocio para el ejercicio, sitúa la planta al 40% de su capacidad. La pérdida, este verano, del Pulsar y de la furgoneta Evalia no está siendo compensada con la equivalent­e industrial de esta última –la NV200 de combustión y la eléctrica e-NV200– y con la pick-up en sus distintas versiones, la Navara de la marca japonesa, la Alaskan de su socia francesa Renault y la X Class de la alemana Mercedes-Benz. Los resultados esperados confirman anteriores caídas. En el 2016, este centro de Barcelona de la multinacio­nal nipona produjo 110.000 vehículos y, el año pasado, 89.000.

La empresa pide tiempo, unos meses, para encarrilar las cosas. El responsabl­e mundial de producción de la alianza Renault-NissanMits­ubishi, José Vicente de los Mozos, ha reconocido que la situación es “delicada” (véase La Vanguardia del 3 y del 8 de octubre). Junto a Genís Alonso, consejero director general de Nissan Motor Ibérica, en el cargo desde septiembre, y el resto del equipo directivo, está analizando a fondo el estado de la planta para ver qué solución precisa a medio y largo plazo para asegurar su futuro. Por lo pronto, fuentes de la compañía aseguran que no hay ningún plan de ajuste de personal inmediato encima de la mesa, más allá del programa de bajas incentivad­as que se puso en marcha a raíz de las pérdidas de modelos de este año. El centro de la Zona Franca tiene actualment­e una plantilla de unos 3.000 empleados fijos y alrededor de 200 temporales.

Según las últimas previsione­s para el año fiscal, que va de abril del 2018 a marzo del 2019, de la planta catalana de Nissan saldrán 20.500 furgonetas NV200, 4.700 de la versión eléctrica e-NV200 y 55.100 pick-ups. Estas últimas tienen un ritmo de producción inferior al previsto. La razón es que sus ventas en los países del Golfo Pérsico no están cumpliendo los objetivos iniciales. En el plan de negocio se preveían para este año 64.000 unidades de este modelo todoterren­o. Sin embargo, contar con él es un activo para la planta barcelones­a que tanto la dirección como los sindicatos consideran que debe jugar a favor de cara a su futuro. Daimler, el propietari­o la marca MercedesBe­nz, ha apostado porque RenaultNis­san-Mitsubishi produzca este coche en la Zona Franca para los mercados de Europa, Australia y Sudáfrica. La fábrica de la alianza en Córdoba (Argentina) hace lo propio para Latinoamér­ica.

La furgoneta NV200 es otra historia. En los sindicatos se da por hecho que la versión de combustión dejará de fabricarse en Barcelona la próxima primavera, arrastrada por la crisis mundial del diésel, de modo que en Barcelona sólo quedará la eléctrica, un extremo no confirmado oficialmen­te por la empresa que, de producirse, pondría las cosas muy difíciles. Si los otros modelos que se producen en la Zona Franca no repuntan, el volumen de actividad podría caer al 30% de la capacidad, lo que situaría la instalació­n en un estado crítico.

La factoría barcelones­a tiene dos líneas de montaje, ambas con dos turnos de trabajo. En la primera, en la que se producía el Pulsar, ahora sólo queda la furgoneta industrial NV200 de combustión y su gemela eléctrica. De la segunda salen las pick-up. En esta última se había previsto implantar un tercer turno pero, visto el nivel de pedidos, por el momento ni está ni se le espera. Existe la posibilida­d de trabajar sólo en una línea, pero parece una solución poco probable porque complicarí­a la operativa de la fábrica. Y, de cara a sus opciones de futuro, sería una mala noticia porque reduciría su capacidad real y sus aspiracion­es para recibir nuevos coches.

En este escenario negativo, la planta de la Zona Franca busca un espacio propio que todas las fuentes consultada­s, pese a las dificultad­es, creen que puede tener. Depender de la llegada de un modelo o de los restos de producción de otras plantas (véase informació­n adjunta) no es la solución deseable para los representa­ntes de los trabajador­es, sino hacer valer la competitiv­idad y la experienci­a de la plantilla, la existencia de un centro técnico potente que hace I+D para el grupo o la ubicación de la fábrica junto a un puerto importante. Estos elementos deberían formar parte, a su juicio, de un plan industrial que a día de hoy no existe. De todos modos, la pérdida del Pulsar dos años antes del final de su vida útil –era un modelo con poco éxito en el mercado- ha dejado un vacío que va a ser difícil de llenar a corto plazo. Aunque en algunos medios se da por hecho que Nissan no adjudicará a las plantas nuevos coches hasta el 2021 –la llegada a las líneas se demoraría hasta el 2022– los planes de la alianza con Renault prevén pasar de unas ventas conjuntas de 10 millones de unidades, el año pasado, a 14 millones en el 2022, lo que supondrá, de un modo u otro, nuevas oportunida­des para los diferentes centros de producción.

REAJUSTE DE PRODUCCIÓN

La última actualizac­ión prevé 80.300 unidades en vez de las 88.800 del plan de negocio

BÚSQUEDA DE SOLUCIONES Los sindicatos reclaman un plan industrial y la empresa pide tiempo

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LV De la segunda línea de la factoría de la Zona Franca sale la pick-up que Nissan fabrica para su propia marca, Renault y Mercedes-Benz

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