El Rey invoca la Constitución en la entrega de los Princesa de Asturias
El Rey celebra la obra y los valores de los galardonados
randstad tiene un algoritmo que combina 20 millones de datos para encontrar talento.
“La Constitución significa democracia y libertad”. El Rey cerró ayer con esta frase su discurso en la ceremonia de entrega de los premios Princesa de Asturias en el que, además de referirse al 40º aniversario de la Carta Magna, celebró sobre todo los valores cívicos que encarnan los galardonados, a quienes calificó de “faro de esperanza y libertad”. Un año después de que, en el mismo escenario del teatro Campoamor, de Oviedo, proclamara que “Catalunya es y será parte esencial de España”, el Rey, alejándose deliberadamente de referencias políticas, recuperó el tono humanista. Las palabras más repetidas fueron, la citada libertad, el saber, y el compromiso social, referencias aplicables a las diferentes personalidades que ayer pasaron a engrosar la ya nutrida nómina de premiados y también a todos los que desde diferentes, ámbitos, incluido el de la política, están al servicio de la sociedad.
La ceremonia de entrega de los premios que nacieron hace 37 años y que supusieron el bautizo institucional del entonces Príncipe de Asturias, podría cambiar de protagonista el próximo año con el debú de la princesa Leonor, llamada a ser quien pronuncie el discurso con el que, al igual que hizo su padre, empiece a marcar su camino como heredera al trono. En todos estos años, primero como Príncipe y desde el 2014, a la espera de que su hija tome el relevo, el Rey siempre ha lanzado, desde Oviedo, el mensaje de la necesidad de una sociedad basada en los valores cívicos y morales. Así lo repitió ayer, al clausurar la siempre emocionante ceremonia de entrega. “Compartimos con los premiados no solo su extraordinaria obra, sino también lo que simboliza: el valor del conocimiento, el altruismo, la superación personal, la voluntad y la determinación de alcanzar una existencia mejor”.
El filósofo estadounidense Michael J. Sandel, premio de Ciencias Sociales, abrió el turno de discursos de los galardonados, defendiendo una justicia orientada al bien común en la que los gobiernos puedan intervenir para evitar los excesos de la economía de mercado y las desigualdades sociales. Recordó emocionado el origen sefardí de su esposa y cómo decidió, en un viaje estudiantil a España, dedicarse a la filosofía. De él dijo el Rey que su pensamiento “crítico e informado muestra a los ciudadanos como trabajar juntos por una sociedad más racional y más dichosa”. La periodista mexicana Alma Guillermoprieto, cronista de las luchas centroamericanas de los años ochenta, premio de Comunicación y Humanidades, alertó sobre los riesgos de un periodismo alejado de la realidad, “Sin un periodismo poderoso, el mundo entrelazado sería imposible”, dijo antes rendir un emocionado homenaje a los periodistas asesinados, “matan a uno para intimidar a todos”. De ella dijo el Rey que logró poner de relieve “la grandeza de vivir con dignidad en medio de las mayores desgracias.
La investigadora y exploradora estadounidense Sylvia A. Earle, comprometida con la salud de los océanos y premio de la Concordia, alertó sobre la destrucción de los fondos marinos. “Sin azul, no hay verde, sin el mar, no hay vida”, aseguró en su apasionada intervención. De ella destacó el Rey su lucha permanente contra la contaminación de los mares. El director de cine italoamericano, Martin Scorsese, premio de las Artes, y el más popular de los galardonados, respondió con emoción las muchas muestras de afecto recibido estos días. Sus palabras fueron sus películas: una lección de vida y una demostración de que la humildad es la base de la grandeza de los genios. Scorsese, que citó como uno de sus maestros a Luis Buñuel, se mostró preocupado por el futuro del cine y
pidió dar confianza a los jóvenes para continuar creando. “Cuando todo vuelve a su cauce, el arte sigue allí, todavía en pie, todavía presente, al margen de las influencias y las modas populares”, señalo el director al reflexionar sobre el peligro de considerar un lujo la creación artística. El Rey afirmó que el cineasta “hace explotar la pantalla con emociones puras y duras”. Además de los cuatro oradores, recibieron sus premios la oenegé Amref Health África (Cooperación Internacional), que se hizo acompañar por la activista contra la mutilación genital Nice Nailantei Leng’ete, vestida con traje masai; los alpinistas Reinhold Messner y Krzystof Weilicki (Deportes) y el paleontólogo sueco Svante Pääbo (Investigacón Ciéntifica y Técnica). La escritora francesa Fred Vargas, merecedora del premio de las Letras, no pudo asistir a la ceremonia por razones de salud.
La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo y cinco ministros; la presidenta del Congreso, Ana Pastor, y el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, en nombre de los tres poderes del Estado, acompañaron al Rey en la ceremonia de entrega de premios. En la ceremonia estuvieron presentes el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera.
En la calle, algunos grupos antimonárquico protestaron por la presencia del Rey, mientras miles de ciudadanos, repartidos por el camino que une el hotel Reconquista, donde se alojan los galardonados, y el Teatro Campoamor, donde se celebra la ceremonia, premiaron con su presencia a los protagonistas de la jornada. Ciudadanos a los que el Rey trasladó el mérito de haber construido en los últimos cuarenta años una sociedad basada en la convivencia y “en la diversidad de sus orígenes, culturas y territorios”.
“Cuando todo vuelve a su cauce, el arte sigue allí, al margen de las modas populares”
“Sin un periodismo poderoso, el mundo entrelazado sería imposible”
“Sin azul, no hay verde, sin mar, no hay vida; los océanos nos dan el oxígeno”