Trump acusa a los demócratas de pagar la caravana de inmigrantes
“México define su política migratoria”, replica este país a las amenazas de EE.UU.
La caravana que empezó en Honduras estaba lista ayer para tratar de entrar a México, que desplegó a su policía federal para impedirlo.
Más de 3.000 personas componen la procesión, entre las que predominan mujeres y niños.
Donde muchos no observan más que pobreza y miedo, gente que arrancó su huida en San Pedro Sula, una de las ciudades más violentas del mundo, el presidente Donald Trump sólo ve criminales y conspiraciones subvencionadas por los demócratas ante las elecciones de noviembre.
Trump ha hecho de la caravana uno de sus principales reclamos publicitarios en lo que él mismo ha vendido como uno comicios legislativos que son un referéndum a su gobierno y a sí mismo. Sostiene que si los candidatos republicanos se estrellan, él no tendrá ninguna culpa. Sin embargo, en los mítines proclama que votar a tal o cual conservador significa que se vota a Donald Trump.
En sus tuits describió la marcha de “asalto a nuestro país”. En otro mensaje señaló, en aviso a México, la última frontera, que esta cuestión es “mucho más importante para mí, como presidente, que el trato comercial”. Incluso amenazó con enviar el ejército y cerrar esa frontera sur.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, se reunió ayer en México con su homólogo local, Luis Videgaray, y el presidente Enrique Peña Nieto. “La política migratoria de México la define México”, le avisó Videgaray, En rueda de prensa, y tras reconocer “el desafío” de esta caravana, el ministro de Exteriores indicó que “le he explicado la esencia de la posición de México, que es el respeto a los derechos humanos, la dignidad de las personas y la protección a este grupo migrante”, especialmente a personas vulnerables como niños, niñas, embarazadas y ancianos. Pompeo le agradeció los esfuerzos y matizó que “debemos reformar las leyes para evitar estos flujos”. Estados Unidos está de acuerdo con la propuesta mexicana de que sea la oficina de refugiado de la ONU la que revise las peticiones de asilo.
La retórica de Donald Trump se centra en utilizar esta diáspora para responsabilizar a los liberales por no apoyar en el Capitolio una regulación más fuerte. Dicho por él, esto es un lamento por no disponer de su famoso muro. El presidente dio un paso más allá la noche del jueves, en Missoula (Montana), al acusar a los demócratas y “sus aliados” –llámese George Soros, al que la extrema derecha le atribuye el don de la ubicuidad en el mal– de estar detrás de la financiación de esa procesión, sin presentar prueba alguna de esa circunstancia.
“Ahora empezamos a descubrir, y yo no diría esto al 100%, le pondría un pequeño interrogante al final, que mucho dinero ha llegado a esta gente que intenta cruzar la frontera para el día de las elecciones, porque piensan que es negativo para nosotros”, recalcó ante su enfervorizada base.
“Número uno, los vamos a parar. Número dos, independientemente, este es nuestro asunto”, subrayó. Al parecer se inspiró en un vídeo que colgó en Twitter su aliado habitual, el legislador republicano Matt Gaetz, en el que sólo se percibe que unos hombres dan algo a una mujer en una cola.
En su argumentación, el presidente añadió que los demócratas se creen que “cualquiera que venga les votará”. No mencionó que hay que ser ciudadano estadounidense para gozar del derecho electoral. Este argumento resuena como su pataleta tras las elecciones cuando perdió el voto popular por más de tres millones de sufragios. Lo atribuyó al “voto de los ilegales” y ordenó constituir una comisión de investigación. La cerraron al cabo de unos meses. No encontraron ni una sola prueba que avalara la conspiración denunciada.
Ya se sabe que esta administración no tiene mucho apego a los hechos. Lo teorizó este verano Rudy Giuliani, colaborador y amigo de Trump, en una entrevista: “La verdad no es verdad”.
El presidente se hace eco sin pruebas de una teoría conspirativa sobre el patrocinio de ilegales para que voten