Desigualdades
Las consecuencias de las razones expuestas por Joan Palacín Coll (“Grandes diferencias”, 18/ X/2018), y que comparto en su totalidad, quedan en parte reflejadas por los datos que La Vanguardia nos ofrece sobre “La cara oculta de la recuperación económica” (Tendencias, (17/X/2018).
“Más de 1,7 millones de personas con estudios superiores no pueden llegar a final de mes”, “Uno de cada tres niños de menos de 16 años vive en una familia con problemas graves”. El 44,3% de extremeños, el 19,4% de catalanes y el 13,5% de los navarros muestran además una división geográfica de riesgo de exclusión social.
Las políticas económicas y sociales en la Europa de las primeras décadas de la posguerra consolidaron una base social que, con acciones de gobierno redistributivas, alcanzó niveles de cohesión social aceptables. La desaparición, casi general, del fascismo y el comunismo desde las últimas décadas del siglo pasado ha permitido que el capitalismo, con políticas desreguladoras, haya impuesto su fuerza y las desigualdades vayan aumentado exponencialmente.
Seguro que no volverá, pero sí debemos tener presente, siempre, que el fascismo y el nazismo se impusieron en Europa entre guerras, debido, entre otros factores, a la aparición del paro y bajos salarios, que supieron explotar los gobiernos de Alemania e Italia, con discursos populistas que los ciudadanos sentían como reales.
JOSEP MARTÍN COLL Suscriptor
Sant Cugat del Vallès