El Govern ampliará la información sobre la calidad del aire en Tarragona
La Mesa de la Calidad del Aire en el Camp de Tarragona acordó ayer incorporar la medición en continuo de benceno, que en determinadas concentraciones puede tener efectos cancerígenos, en la aplicación que informa sobre la calidad del aire (ire.cat). Además de comprometerse a ampliar la información a través de este canal a partir del primer trimestre del próximo año, el Govern dio a conocer ayer el resultado de los contaminantes atmosféricos analizados durante 2017: “Todas las medidas están dentro de los parámetros requeridos y en algunos casos muy por debajo de cualquier parámetro de peligrosidad”, aseguró ayer el conseller de Territori, Damià Calvet.
La Xarxa de Vigilància i Previsió de la Contaminació Atmosfèrica (XVPCA) tiene en el Camp de Tarragona la mayor densidad de estaciones de control con trece puntos de medición, cinco de ellos en la ciudad. Según los responsables de la dirección general de Qualitat Ambiental ninguno de los elementos analizados ha superado el objetivo de calidad ni en horario nocturno ni diurno.
La mesa –formada por alcaldes, representantes vecinales, ecologistas y del sector económico– se creó en marzo del 2015 para intercambiar información sobre la calidad del aire y los efectos de las emisiones de las industrias químicas en la salud de las personas y mejorar la transparencia en este campo. También se acordó celebrar reuniones periódicas. Sin embargo, la mesa, que consta de varios grupos de trabajo, no se reunía desde hace un año y medio, “a causa de la aplicación del 155”, mantiene el Govern.
En la última reunión, en junio del año pasado, se acordó promover un estudio para hacer seguimiento del butadieno entorno al complejo industrial que la administración no ha podido llevar a cabo. Sin embargo, Repsol presentó ayer en la reunión una experiencia piloto para medir y gestionar la calidad del aire en continuo que ha impulsado con una metodología desarrollada por el Institut Cerdà y Eurecat. Con este sistema y con doce medidores rotativos, este estudio ha permitido hacer un seguimiento exhaustivo de los niveles de butadieno y benceno, “con resultados muy alejados de los niveles de alerta”, concluye el informe que finalizará a finales de año. Hace dos años saltaron las alarmas al trascender que en el polígono la emisión de benceno había superado el límite máximo legal a la una de la madrugada.