Actitud Harper’s
Octubre es el particular florecimiento de las cabeceras más importantes de nuestro país. Cuando los días se acortan y las piernas comienzan a esconderse tímidamente, ellas alargan el verano, se niegan a que las noches de Netflix se impongan como rutina y consiguen que sus fiestas sean, por unas horas, micromundos de diversión.
Ambiente de diversión fue lo que se palpó el pasado miércoles en la fiesta que vivimos en la madrileña sala Gunilla. La anfitriona, Harper’s Bazaar; una maravillosa Rossy de Palma como maestra de ceremonias y el motivo, la entrega de sus premios Actitud. En esta ocasión, no sólo acudía como invitada sino en calidad de premiada, de ahí que mi nerviosismo se despertara esa mañana con un carácter especialmente afable.
Los días de fiesta tienen cierto parecido a los días de boda. Imprevistos mañaneros, recados in extremis, la bendita aparición de mi “dos en uno ángel custodio, Ramón Ríos, y cuando quieres darte cuenta, el coche aguarda pacientemente en la puerta de tu casa. Sigue emocionándome asistir a este tipo de actos en los que la industria se esfuerza en hacer que todos los detalles cuenten y aúnan todo su esmero para hacerte sentir la protagonista de una película. Para la ocasión, el maestro Lorenzo Serafini –diseñador al mando de Philosophy– creó una joya de ensueño materializada en un vestido rojo brillante con hombreras, escote espaldero e insinuadora raja trasera.
Mi galardón correspondía a la categoría Style Icon. Estilo. Qué concepto tan sencillo y complejo a la vez. ¿Se nace con ello o se ha de crear? Todo depende precisamente de la actitud que tomas ante la moda y de rodearte de impecables profesio-nales cuya máxima es engrandecer tu potencial. Este premio es la suma del talento de todos aquellos diseñadores que en algún momento han confiado en mi personalidad para defender alguna de sus obras de arte. Juanjo Oliva, Stephane Rolland, Elie Saab, Giambattista Valli o Yves Saint Laurent –con quién comenzó todo– son algunos de los grandes maestros cuya magia me ha rodeado en mi andadura.
El estilo es como el éxito. Puedes llevarlo en la sangre, en tu manera de ser, pero hay que trabajarlo. Veinticinco años de trayectoria profesional se deben a la perseverancia y tenacidad no sólo mía sino de mis modelos que seguir; mi equipo, liderado por mi amiga Mencía; mi familia, fotógrafos, estilistas, maquilladores y amigos que equilibran tu existencia te agarran con fuerza y te motivan para seguir expresándome a través de la moda.
Aún me cuesta creer que mi estilo inspira a los demás y que mi trabajo todavía siga generando sentimientos; ese es mi verdadero triunfo.
Aún me cuesta creer que mi estilo inspira a los demás y que mi trabajo aún siga generando sentimientos; ese es mi triunfo