Las alertas y emergencias mitigan los efectos de la gran tromba de agua
La Comunidad Valenciana recupera la normalidad tras caer más de 200 l/m2
La espectacular tromba de agua que ha castigado la Comunidad Valenciana durante 48 horas no había causado desgracias personales al cierre de esta edición. Y con los antecedentes de Mallorca y Francia, la noticia era bien valorada por todos los actores que han participado para evitar males mayores. Los servicios de alerta y de emergencias, con la dirección de la Generalitat Valenciana y con la estrecha colaboración de los ayuntamientos, lograron reducir los riesgos de una borrasca que en algunos puntos llegó a descargar casi 250 litros por metro cuadrado en pocas horas.
El director general de la Agencia de Seguridad y Respuesta de Emergencias, José María Angel, subrayaba ayer especialmente la entrega de los ayuntamientos. “Tuvieron dos días antes toda la información, conocen bien lo que sucede aquí en octubre desde hace décadas, y activaron los protocolos y la colaboración con los servicios de Protección Civil, policía, bomberos y emergencias”. José María Angel recordaba que, en esta geografía, los meses de octubre suelen ser “muy peligrosos, ya lo describía Jaume I”. El historial es amplio, con riadas e inundaciones catastróficas en este mes en 1982, 1987, en varios años de la década de los noventa y ya bien entrado el nuevo siglo. “El problema es que aún seguimos padeciendo la falta de la colaboración ciudadana, hay personas que siguen sin hacer caso a las recomendaciones
En Vinaròs cayeron 159 litros por metro cuadrado en sólo una hora, la mayor acumulación registrada
y ponen en peligro su vida”.
Ayer por la tarde, la normalidad volvía a la provincia de Valencia, donde, como ejemplo, en El Palmar, pedanía de La Albufera a la que Vicente Blasco Ibáñez recurrió para narrar una de sus mejores obras, Cañas y barro, cayeron 235 litros por metro cuadrado. Los episodios, en esta provincia, fueron intensos especialmente en la tarde y noche del jueves. El agua inundó barrios de muchas localidades, cortó carreteras e incluso accesos a la capital. Se decretó la suspensión de clases en toda la Comunidad Valenciana, lo que afectó a más de 378.000 escolares. Se cerraron las universidades e incluso empresas como Ford, ubicada en Almussafes, suspendieron la actividad, ejemplo que siguieron otros centros de producción. Medidas que, a juicio de la Generalitat Valenciana, ayudaron a evitar riesgos innecesarios ante una predicción que apuntaba a episodios de borrasca intensa, como así sucedió.
Ayer por la tarde, sin embargo, el ciclo inestable se cebó en la provincia de Castellón. Una nueva tromba de agua afectaba a las localidades de Peñíscola, Benicarló, Alcossebre, Alcalà de Xivert y Vinaròs, localidad que sufrió la mayor acumulación de agua de España en una hora, con 159 litros por metro cuadrado; lo que obligó a la intervención de los bomberos para rescatar a ocho personas atrapadas en tres coches. Los ayuntamientos se agotaban repitiendo a los ciudadanos precaución y prudencia, pues las lluvias habían anegado barrancos, vía urbanas e interurbanas, e instalaciones de todo tipo, privadas y públicas.
La amenaza se trasladaba por la tarde hacia les Terres de l’Ebre, en Tarragona, donde Protección Civil de la Generalitat de Catalunya mantenía la alerta del plan especial de emergencias por inundaciones de Catalunya, el Inuncat. Se anunciaba que las precipitaciones podían dejar acumulaciones de hasta 200 litros por metro cuadrado en 24 horas en las comarcas tarraconenses de Baix Ebre y Montsià, y valores de 100 litros por metro cuadrado en 24 horas en el resto de comarcas de Tarragona y Terres de l’Ebre.
Y se estaba a la espera de rescatar a una treintena de personas aisladas en el municipio turolense de Olba, después de que el río Mijares se desbordara a su paso por esta localidad.