Pasión por las motos
SALVADOR GASCÓN (1946-2018) Restaurador e impulsor del motociclismo valenciano
No puede entenderse el auge, la pasión y afición por el motociclismo en la Comunidad Valenciana sin acudir a la figura de Salvador Gascón. Un hombre que amaba tanto este deporte como a su oficio, el de cocinero; con un restaurante, ubicado en el Estany de Cullera, pegado a la desembocadura del Júcar, que alcanzó la categoría de mítico, con esos arroces valencianos que pocos como él sabían convertir en una experiencia gastronómica. No en vano, chefs de la talla como Quique Dacosta, Ricard Camarena, Javier Andrés o Bernd Knöller han lamentado su muerte, porque Salvador Gascón fue un artesano de la cocina que supo seducir a los paladares más exquisitos de todos aquellos que desde fuera de la Comunidad Valenciana quisieron acudir a su laboratorio culinario, pegado al Mediterráneo.
Pero la faceta singular, la que más se debe subrayar de este hombre enorme, de amplios bigotes y presencia imponente, era su debilidad por el motociclismo. Fue una constante en su vida, hasta el punto de que colaboró en el ascenso al podio mundial de pilotos valencianos como el finado Ricardo Tormo, Jorge Martínez Aspar o Julián Miralles, a quienes prestó dinero, tiempo y recursos para alcanzar sus metas. Aunque el mayor reconocimiento es el de haber logrado impulsar el actual Circuit de Cheste Ricardo Tormo, sede hoy del GP de Motociclismo y referencia mundial de este deporte. Fue, a decir verdad, una obsesión en su vida, que los valencianos dispusieran de un circuito en condiciones para las carreras de motos. Desde muy joven luchó por ese objetivo, harto de organizar carreras en pueblos donde los pilotos se jugaban la vida en cada curva, protegidos por improvisadas contenciones elaboradas con balas de paja o neumáticos de ruedas de camión; y donde era imposible atraer grandes competiciones españolas, europeas y mundiales; y menos todavía a pilotos de gran nivel.
Los que tuvimos la suerte de conocerle, tanto por su cocina como por su entrega al motociclismo, recordamos que como presidente de la Federación Autonómica de Motociclismo, que presidió desde el año 1982 hasta el 2009, se empleó a fondo para convencer al Gobierno de Joan Lerma de la necesidad de contar con esa infraestructura. Le empujaban hechos como el accidente de Ricardo Tormo, que ocurrió probando una moto en el año 1984 en un circuito urbano sin medidas de seguridad. El entonces ya campeón mundial nunca más pudo volver a subirse a una moto; las heridas sufridas fueron terribles y faltó poco para que le amputaran una pierna. Sin embargo, el ejecutivo socialista nunca aceptó un objetivo en el que Salvador Gascón logró el apoyo de decenas de miles de valencianos.
Curiosamente fue el PP, que alcanzó la Generalitat Valenciana en el año 1995, el que aceptó el reto de construir ese circuito, y fue el presidente valenciano Eduardo Zaplana quien lo inauguró rodeado de la élite del motociclismo valenciano. Se dice, y con razón, que de todas las cosas que el PP construyó durante sus 20 años de gobierno autonómico, la única que tenía sentido, y que ha sido rentable, era ese circuito, cuya actividad cada fin de semana es frenética. Salvador Gascón pasó sus últimos años organizando competiciones desde el Club de Motociclismo de Cullera y apoyando a jóvenes promesas; sin dejar de debatir con sus amigos sobre el presente y futuro de este deporte; frente a una buena paella, un buen arroz de pescado (una de sus mejores especialidades) o una de esos mújoles a la sal que se pescaban en el Júcar frente a su restaurante y que directamente saltaban a la cocina.