Asalto a la Fábrica de Armas
Para muchos asturianos, la antigua Fábrica de Armas de la Vega, reconvertida en espacio cultural, habrá representado el gran descubrimiento de esta semana. Este conjunto de construcciones industriales semiabandonadas entre arbolados, propiedad del Ministerio de Defensa, había acogido antes algunas actividades, pero nada como el ciclo Fábrica Scorsese. Desde el jueves 11 hasta mañana, proyecciones, debates, conciertos y varios encuentros, algunos abiertos, otros para público especializado, con el director italoamericano, premio de la Fundación Princesa de Asturias de las Artes 2018, han llenado sus imponentes y desvencijados salones.
El paseo por esta antigua Fábrica de Oviedo se ha cargado de ecos fílmicos. Un ring sobre el que se proyectan imágenes de Toro Salvaje. Un taxi como el de Taxi driver .La recreación de un escenario de Gangs of New York. A medida que cae la tarde todo se vuelve más y más espectral. Cerca de diez mil personas los han contemplado estos días.
“Hace muchos años que la Fundación programa actos públicos con los premiados, pero desde hace siete u ocho esta proyección constituye para nosotros un objetivo básico. En esta convocatoria hemos desplegado más de cincuenta actividades a lo largo de toda la semana de los galardones”, señala la directora de la FPA, Teresa Sanjurjo.
Algunas de ellas llegan a convocar a más de 1.500 asistentes. Así ocurrió con la charla de Alma Guillermoprieto con integrantes de clubs de lectura de la red de bibliotecas públicas del Principado de Asturias y otras siete comunidades autónomas, moderada por Juan Cruz. Esta pionera mexicana de la escritura de no ficción, una de las dos reporteras que desveló en 1981 las matanzas de El Salvador, ha defendido en Asturias la vigencia del “periodismo de a pie” como salvaguarda de la democracia.
“Una de las iniciativas que mejor funciona es el ciclo Toma la palabra”, con el que llegamos a más de 6.000 escolares”, añade Sanjurjo. El pasado miércoles, por ejemplo, el alpinista polaco Krzysztof Wielicki se desplazaba al instituto Paula Frasinetti de Avilés para explicar los puntos culminantes, en todos los sentidos, de su carrera, y relatar sus catorce ochomiles.
Wielicki ha obtenido este año el premio de Deportes junto con Reinhold Messer, gran leyenda de su especialidad, que en sus manifestaciones públicas ovetenses se ha cansado de repetir que “tanto como un deporte, el montañismo es cultura”.
Svante Pääbo, el paleogenetista que desveló el ADN de los neandertales extinguidos hace 30.000 años, premio de Investigación Cientifica y Técnica, compartió con los estudiantes y profesores del instituto de Infiesto las complicaciones para descifrar los secretos de los huesos encontrados en el cercano yacimiento de El Sidrón. La oceanógrafa Sylvia A. Earles, premio de la Concordia, se bañó en el instituto Doña Jimena de Gijón en un mar de desechos preparado por alumnos de 43 centros educativos.
Las comparecencias de autores que han obtenido el premio de las Letras suelen figurar entre las más seguidas, en escenarios como la facultad de Letras de Oviedo o el Centro Niemeyer de Avilés. Antonio Muñoz Molina en el 2013, o Richard Ford, en el 2016, atrajeron multitudes. Este año no ha podido ser porque la galardonada, Fred Vargas, anunció hace unas semanas que por problemas personales no podría asistir al acto. Tampoco irá por tanto a la tradicional firma de libros en la librería Cervantes que regenta Concha Quirós, toda una institución ovetense.