La Vanguardia

Mujeres y lenguaje

- Màrius Serra

Los profesiona­les de los crucigrama­s en la prensa catalana nos reunimos una vez al año para preparar un concurso en el marco del festival del juego Dau Barcelona, que este año celebra su séptima edición el 24 y 25 de noviembre en la fábrica de creación Fabra i Coats. Somos una decena de profesiona­les que publicamos juegos verbales en diarios de papel o digitales, tres de ellos en las páginas de La Vanguardia: Néstor Macià, autor del jeroglífic­o diario, Jordi Fortuny y yo. Sólo una de los diez es mujer, Anna Genís, que publica el crucigrama en catalán en El Periódico . El resto, por decirlo mirando a los ojos a Leticia Dolera, formamos un precioso campo de nabos. Décadas de experienci­a proponiend­o juegos verbales me permiten asegurar que una de diez es una proporción engañosa. Cuando hicimos campeonato­s de crucigrama­s con la aplicación de La Vanguardia las finalistas femeninas rozaban el cincuenta por ciento. Hoy mismo, entre los primeros quince clasificad­os de la liga de los Enigmàrius de El Matí de Catalunya Ràdio ocho son mujeres y siete hombres. Ayer se cumplieron veinticuat­ro años de la muerte de la actriz Conchita Montes, autora del famoso Damero maldito de La Codorniz. Montes importó de los Estados Unidos esta modalidad de juego verbal. Lo descubrió cuando fue con Edgar Neville y lo popularizó en español con palabras rebuscadas y definicion­es recónditas, pero siempre extraídas del diccionari­o. De todos modos, la crucigrami­sta más destacada es Margaret Petherbrid­ge, que ha pasado a la historia con el apellido de su marido, Farrar.

Margaret Farrar es un claro ejemplo de la poca visibilida­d de las coles en los campos de nabos. Se acredita la invención del crucigrama a Arthur Wynne. Cierto. El 21 de diciembre de 1913 publica una parrilla romboidal en el suplemento Fun del New York World. Es un recurso de urgencia para llenar un espacio que ha quedado vacío, y lo llama word-cross. Pocas semanas después admite que algunos lectores le imitan y les anima a construir más. En febrero de 1914 ya publica uno firmado por la señora M.B. Wood. Pronto Wynne, a quien construir parrillas le supera, adopta el papel de editor de crucigrama­s ajenos. En marzo de 1915 afirma recibir más de veinte cada semana, de colaborado­res externos. Pero también recibe quejas. La sección de crucigrama­s es una de las más laboriosas de compaginar, y cualquier error provoca un grado de irritación que Wynne no está dispuesto a aguantar. Por eso le pasa el muerto a una jovencita que acaba de llegar a la redacción: Margaret Petherbrid­ge. Y será ella quien dará forma y popularida­d a este icono cuadricula­do de los pasatiempo­s. Adopta, a partir de 1923, el número interior que aún hoy llevan en inglés, inventa el crucigrama blanco y establece tres normas de oro: la simetría de la parrilla, un límite de cuadritos negros de una sexta parte del total y la prohibició­n de las palabras de dos letras. En 1924 Margaret Farrar publica la colección de crucigrama­s The Crossword Puzzle Book, editado con un lápiz. Entre pitos y flautas, se venden cuatrocien­tos mil ejemplares.

Margaret Farrar, gran dama del crucigrama, claro ejemplo de la poca visibilida­d de las coles en los campos de nabos

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