Scheppelmann no renueva su contrato con el Liceu
El cargo de dirección artística saldrá en breve a concurso
La directora artística del Liceu, Christina Scheppelmann, no permanecerá en el cargo más allá de lo estipulado en su contrato, que expira el 31 de diciembre del 2019. Así lo confirmó ayer la dirección general del teatro, que anuncia además que el 2 de noviembre publicará las bases de la selección internacional para ocupar la vacante. Selección que se resolverá en enero.
Nombrada en junio del 2014 por Roger Guasch, el director general que tenía por misión rescatar financieramente el teatro, la responsable artística alemana –a la sazón al frente de la Ópera Real de Mascate, en Omán– finalizará su etapa liceísta coincidiendo con los fastos del 20º aniversario de la reapertura del teatro. El Liceu aspira a una transición entre ella y la dirección artística que surja del nuevo concurso. Lo cual no aclara si Scheppelmann apuraría el mandato o dejaría el puesto meses antes.
“Tanto el Teatre como Scheppelmann coinciden en que será un buen momento para cerrar esta etapa y encarar nuevos retos artísticos por ambas partes”, indica el comunicado emitido ayer por el Liceu. Scheppelmann ha programado ya la temporada 2019-20 que abrirá con la producción de Turandot de Franc Aleu.
Habiendo desarrollado su experiencia durante dos décadas como responsable artística de la Ópera de San Francisco y la de Washington, Scheppelmann irrumpió en el Liceu conectando el teatro con las óperas del siglo XXI, como fue el caso de Written on the Skin, de George Benjamin, que programó en versión concierto nada más llegar. O la producción de Quartett, de Luca Francesconi, que firmó Àlex Ollé de La Fura dels Baus. Además, en esos cuatro años en el cargo, Scheppelmann ha asumido la producción de L’enigma di Lea de Benet Casablancasm que se estrena este curso. Y ha lanzado el OFF Liceu para poner en valor autores contemporáneos.
Otras producciones que ha atraído Scheppelmann es la del Benvenuto Cellini de Terry Gilliam; el montaje de Tristan und Isolde de La Fura (de nuevo Ollé), oel Andrea Chénier del Covent Garden con la que logró que Jonas Kaufmann hiciera ópera escenificada en el Liceu. Una apuesta exitosa que dio a luz un trío de lujo: el del tenor alemán con Sondra Radvanovsky y Carlos Álvarez. Plácido Domingo fue otra de las figuras que la directora alemana también logró refidelizar.
El Liceu podría escoger ahora entre tres perfiles diferenciados: un intendente de la talla de Stéphane Lissner, cuyo mandato en la Opéra de Paris va llegando a su fin y parece seguir pendiente de destino; un conocedor musical con una buena agenda de voces y maestros de orquesta como Víctor Garcia de Gomar (el actual director artístico del Palau de la Música), o bien importantes figuras de la dirección teatral con experiencia en la escena catalana.
El Liceu podría optar por un Lissner, por un conocedor musical a lo Garcia de Gomar o por una figura de la reggia