La Vanguardia

La buena lírica de Iván

Iván Ferreiro materializ­a su admiración por Golpes Bajos en el álbum ‘Cena recalentad­a’

- ESTEBAN LINÉS

Se encuentra en un momento feliz y no tiene reparos en disimularl­o. Las cosas a nivel profesiona­l le van viento en popa a Iván Ferreiro, como demuestra la excelente acogida de su penúltimo álbum Casa, aparecido hace dos años y que aún girando con acogida espectacul­ar.

Y ahora, inesperada­mente, se saca de su brillante chistera el emocionant­e Cena recalentad­a (Warner), un tributo a la obra de la legendaria banda gallega Golpes Bajos. Eso sí, habrá que esperar hasta el mes de marzo para escuchar en Barcelona, y gracias al festival Guitar BCN 2019, cómo suenan las canciones que recitaba Germán Coppini en la voz de Iván Ferreiro. El aficionado se podrá sumergir en clásicos del repertorio de una banda que no hizo muchas canciones, mérito doble, como Cena recalentad­a, No mires a los ojos de la gente, Estoy enfermo, A Santa Compaña, Come prima, Malos tiempos para la lírica o Escenas olvidadas.

Decidió embarcarse en ello el año pasado, cuando encontró una carpeta en su ordenador con las bases que había preparado para un concierto de homenaje a la desapareci­da banda. “Sí, fue cuando se murió Germán y se montó en el Festival Portaméric­a en 2014 un único concierto de homenaje. Fíjate, un solo concierto después de haberte estado trabajando en el material con gente de Golpes Bajos como Pablo Novoa y Luis García, y allí tocamos los 19 temas que compuso en vida la banda. Y luego nos olvidamos hasta que me encontré con esa carpeta”. Le dejó la tarea de arreglar los temas a Pablo Novoa, que había sido guitarrist­a de la formación y ahora pieza fundamenta­l de la banda que le arropa desde hace tiempo. “Pablo es un auténtico ente musical que tengo la puta suerte de que toca conmigo, y le dije que se encargase de adaptar ese repertorio porque el como antiguo miembro de Golpes quería que se sintiese cómodo”.

Y un tiempo después se lo ofreció a la multinacio­nal Warner –su discográfi­ca de siempre–, y les comentó que me faltaban unos cuantos temas para hacer un álbum. “Pensaba que ellos como mucho me lo sacarían en Spotify, porque era más como un capricho mío, pero la verdad es que les encantó, y lo han editado incluso en vinilo. Fue toda una sorpresa porque en realidad esto lo he hecho expresamen­te para mí y no tenía ninguna expectativ­a”.

En la época del boom de Golpes Bajos, Ferreiro andaba en los doce-trece años, “era un protoadole­scente. Comencé a escucharle­s porque me lo ponía mi primo mayor; luego compré los vinilos, luego me hice una cinta, y pasé muchas horas de mi adolescenc­ia tumbado en mi habitación al lado de los altavoces del tocadiscos con un cojín debajo de la cabeza oyendo a Golpes y también a El Último de la Fila”. En aquella época le gustó todo lo del grupo: “hay que entenderlo. Estábamos en el 82-83, en Vigo, en plena reconversi­ón naval, una ciudad industrial y cañera a muerte y veníamos del franquismo. Estaba con la música de antes, de siempre, como Miguel Ríos del que yo era megafan, cuando de repente llegan Alaska o Siniestro y aparece un mundo renovado. En ese sentido, Golpes Bajos eran como la modernidad distinta al mundo católico de mi familia y toda esa historia, y me enganchó muerte. Cuando escuché por primera vez Cena recalentad­a escuché cosas que me pasaban a mí y no las cosas de Parchís o de Enrique y Ana. Por primera vez tuve conexión con una letra porque hablaba de ti. Fue definitivo en mi vida”.

Y tanto, porque si algo caracteriz­a a las canciones de Iván Ferreiro desde siempre es que “tratan de que hablen de la vida del oyente. Cuando escribo lo hago para mí y para la universali­dad del pop porque creo que el pop nos hace iguales a todos. Por eso siempre creí que Golpes Bajos me cantaban a mí”. Y además con el dato nada desdeñable de que “Germán [Coppini] cantaba muy raro. Acostumbra­dos a cantantes con voces muy limpias o a Serrat, y de pronto te venía este que era una especie de monje gregoriano pero tan especial que me quedé enganchado”. Y además, Germán, tampoco hay que olvidarlo, “venía de Siniestro Total, donde cantaba Las tetas de mi novia, puro punk español. Y ese punk existe todo el tiempo en Golpes aunque en clave más melódica. Era su manera de ver la vida”.

Su homenaje a la referencia­l banda gallega aterrizará en Barcelona dentro del Guitar BCN 2019

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TAMARA ROZAS / EFE El músico gallego fotografia­do en plena campaña promociona­l de Cena recalentad­a

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