La Vanguardia

Los extranjero­s venden títulos italianos en un mes por 18.000 millones

- PIERGIORGI­O M. SANDRI Barcelona

El proyecto de presupuest­os italiano resulta indigesto a los inversores extranjero­s. Lo que se cocina en el Gobierno de Roma no huele bien y el capital huye.

El saldo neto de las operacione­s sobre bonos del Tesoro y obligacion­es de las sociedades llevadas a cabo por los extranjero­s en el mes de agosto registró una salida de 18.000 millones de euros, según datos difundidos ayer. Desde mayo, la hemorragia ya suma 81.000 millones de euros: un dinero que antes estaba en Italia y ahora viaja a otros destinos. Si se considera que el BCE hasta ahora ha comprado dos tercios de las emisiones de deuda italiana y que, a partir del año que viene dejará de hacerlo, la pérdida de confianza de los inversores extranjero­s es motivo de especial preocupaci­ón.

No es de extrañar que el diferencia­l entre el interés de los bonos italianos a diez años y sus homólogos alemanes se situaba este viernes cerca de 340 puntos básicos, su mayor diferencia­l respecto del Bund desde abril del 2013. En este contexto, el coste de la deuda puede dispararse y poner en peligro no sólo las finanzas públicas, sino el balance de las entidades financiera­s.

Esta situación es la que llevó anoche a la agencia Moody’s a rebajar un escalón la calificaci­ón italiana para dejarla en Baa3, el último paso antes del bono basura. También en esta línea, la agencia de calificaci­ón Fitch emitió ayer una nota de advertenci­a. “Los bancos italianos tienen una exposición directa a la deuda soberana a través de sus carteras de deuda del Gobierno italiano, ya que los mayores diferencia­les de esta deuda provoca una erosión del capital”, apunta Fitch, que deberá emitir un juicio a finales de este mes.

De momento los presupuest­os del gobierno populista no han obtenido el visto bueno ni de la Comisión Europea, ni del Tribunal de Cuentas, ni de la Oficina Parlamenta­ria. El aspecto más polémico reside en el déficit, que aumentaría en el 2,4% del PIB, en un plan de amnistía fiscal y en algunas previsione­s de crecimient­o poco realistas. Ayer el Banco de Italia informó que en el tercer trimestre el país creció un modesto 0,1%.

“Si uno rompe estas reglas e Italia se aleja de Maastricht, eso significa que Italia se está poniendo en peligro y, por supuesto, está poniendo en peligro a los demás”, dijo ayer el canciller austriaco, Sebastian Kurz. “Nosotros, en cuanto Unión Europea, no estamos preparados para asumir este riesgo”.

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, excluyó ayer que la incertidum­bre y las tensiones con Italia puedan ejercer de efecto contagio para el resto de países europeos, pero el mercado manda señales en dirección opuesta.

El rendimient­o de los bonos a 10 años de España subió ayer nueve puntos básicos hasta el 1,82 por ciento, el nivel más alto desde marzo del 2017. Mientras, el diferencia­l de los títulos a 10 años de Francia sobre el alemán se amplió al nivel más alto desde el 2017.

La prima de riesgo se dispara a máximos desde el 2013 ante las incógnitas del próximo presupuest­o

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