El rey del bolo vaqueiro
Felipe y Letizia entregan en Moal el premio al Pueblo Ejemplar de Asturias
“Es la suerte del principiante”. Así definió ayer el Rey su primer lanzamiento en la especialidad del bolo vaqueiro, un juego popular que consiste en lanzar una bola de madera de dos kilos de peso contra dieciséis bolines situados en el suelo sobre una tarima, derribar el mayor número posible y tras el rebote alcanzar la distancia más larga, una mezcla de juego de bolos y petanca muy popular en la Asturias rural. Sucedió en Moal, parroquia ubicada en el concejo de Cangas de Narcea, que este año ha sido distinguida con el premio Pueblo Ejemplar de Asturias, el último y popular galardón que concede la Fundación Princesa de Asturias.
Los Reyes, como hacen cada año al día siguiente de la ceremonia de entrega de los premios en el teatro Campoamor, se desplazaron, en esta ocasión hacia la zona occidental del principado, para disfrutar del día con los paisanos y el paisaje. Moal ha recibido el premio por su tejido asociativo y sus iniciativas. Tres asociaciones, una de mujeres, una cultural y otra deportiva que suman doscientos socios, el doble de los habitantes permanentes de la localidad. Con su empuje han logrado, entre otras cosas, organizar la carrera de montaña más concurrida de España, que transcurre por el parque natural de Muniellos, declarado por la Unesco, reserva de la biosfera y uno de los robledales mejor conservados de Europa. La Asociación de Mujeres ha logrado recuperar las tradiciones y la sabiduría de las más mayores y hacer que no se pierdan técnicas ancestrales como el enramado de cebollas, ajos o panochas, o la elaboración de dulces que comercializan. La Asociación Deportiva incluye la convocatoria del campeonato de bolo vaqueiro, uno de los deportes más arraigados en el mundo rural asturiano. Algunos de los campeones realizaron ayer una demostración ante el Rey, quien aceptó el reto de lanzar el bolo consiguiendo salvar la situación. No era la primera vez, al parecer, ya que hace algunos años, en otra población asturiana había practicado el juego. La Reina, a pesar de los requerimientos, declinó el reto. Minutos antes en otro punto de la población, había aceptado el ofrecimiento de una paisana para acompañarla en el desvainado de fabes. Los Reyes también visitaron un molino hidráulico y el horno donde se cuece el pan y unas empanadas típicas de la zona.
Ante la práctica totalidad de los vecinos de Moal y habitantes de otras poblaciones vecinas, el Rey entregó la distinción de Pueblo Ejemplar al alcalde de la parroquia, Antonio Rodríguez. Después elogió el ejemplo de sus convecinos y especialmente el papel de las mujeres en el ámbito rural que “con valentía, fortaleza, optimismo y profundo cariño”, además de ser el sostén de la familia, “cuidando de los más pequeños y también de los mayores”, están ya ocupando “puestos y oficios y se les reconoce, como titulares, en explotaciones ganaderas y agrícolas”. Antes de compartir una típica espicha con los vecinos, los Reyes recorrieron un tramo de camino en el parque de Muniellos, naturaleza salvaje, un bosque encantado del que, en alguna ocasión, han salido los osos.
El Rey elogia el papel y el esfuerzo de las mujeres rurales al frente de explotaciones agrícolas y ganaderas