Los temas del día
La implantación de la tasa digital en España, y el aterrizaje en Europa del gurú político Steve Bannon, que llega con el objetivo de destruir la UE.
STEVE Bannon guarda poco parecido con Jack Ripley, el protagonista de la célebre novela El amigo americano de Patricia Highsmith, pero tiene mucho de personaje literario, cómodo en las tinieblas del poder. Después de haber guiado con éxito la extraordinaria ascensión electoral de Donald Trump –conviene recordar que ganó la nominación republicana y derrotó a la demócrata Hillary Clinton con todos los pronósticos adversos–, Steve Bannon es y será hasta 2019 un peculiar amigo americano: tiene por objetivo declarado dinamitar la Unión Europea –aunque él hable de “reformarla”– a base de impulsar –con fondos económicos incluidos– todos los partidos y movimientos euroescépticos que concurran en las elecciones europeas del mes de mayo del 2019, ya sin escaños reservados al Reino Unido.
Hace muy pocos años, el activismo de un Steve Bannon en Europa hubiese sido imposible pero han pasado ya tantas cosas imposibles en el mundo... La elección a la presidencia de EE.UU. de un outsider sin grandes convicciones, el portazo del Reino Unido a la UE –ciertamente el impulsor del Brexit, David Cameron, no pasará a la galería de premiers ilustres–, la rebelión anti-UE de Italia, uno de sus socios fundadores, o la actitud insolidaria de Hungría y otros Estados centroeuropeos pese a la ayuda de diversa índole recibida para facilitar su homologación a los criterios morales, políticos y económicos de la UE son algunas de las noticias que nadie preveía antes de que estallara la gran crisis financiera global hace diez años. Hoy, todo es posible. Incluso que un gurú ultraconservador de Estados Unidos, exvicepresidente de Cambridge Analytica –bajo sospecha de robar millones de datos personales de usuarios de Facebook–, se atreva a plantarse en Europa para agitar la unidad, aún firme gracias a la supervivencia de la alianza París-Berlín.
Hoy, lejos de ser percibido como un intruso, Steve Bannon y su incipiente The Movement aspiran a trasplantar eltrum pis moa Europa, un objetivo muy parecido ala destrucción de la Europa supranacional y el retorno aun mosaico de Estados, una forma como otra de debilitara Europa en tanto que actor global frente a E E. U U ., Rusia o China y de paso echar por tierra el esfuerzo titánico de la integración, uno de cuyos logros es el euro (moneda que provoca alergia a Steve Bannon, defensor del “nacionalismo económico”). El problema de fondo para la UE no es Bannon sino sus numerosos aliados europeos: Le Pen, Orbán, Salvini, el belga Modrikamen... Aquellos que agitan la bandera del populismo y minan una UE que necesita un nuevo impulso pero que sigue siendo el mejor instrumento para la prosperidad de sus socios. Nunca antes unas elecciones europeas habrán sido tan decisiva como las del 2019.