La Vanguardia

Doblete barcelonés

Los blanquiazu­les consiguen ante el Huesca su primera victoria a domicilio y se colocan segundos

- RAMÓN ÁLVAREZ

La victoria del Espanyol anoche en el Alcoraz ante el Huesca aúpa a los blanquiazu­les a la segunda posición, justo por detrás del Barça, dibujando un dominio del torneo liguero por parte de los equipos de la Ciudad Condal que no se daba desde la temporada 1995-1996, un reflejo del cambio vivido por el Espanyol desde la llegada de Rubi al banquillo.

El españolism­o puede creer y puede soñar. Su equipo le dio ayer nuevos motivos para ello. Sin brillar, supo ser práctico. En un partido de brega y de oficio ante un Huesca que estrenaba técnico y ya se ha empezado a jugar la credibilid­ad de ser un equipo de Primera, los blanquiazu­les consiguier­on su primera victoria a domicilio con doblete de Borja Iglesias para dar un gran salto adelante en la tabla. Los tres puntos de El Alcoraz sitúan al Espanyol segundo, por detrás de su rival ciudadano.

Para encontrar una situación similar ya avanzada la Liga hay que remontarse a las campaña 20042005, cuando también fue segundo en las jornadas 15 y 16 con Lotina en el banquillo. A la 1995-1996, cuando el Espanyol de Camacho peleaba el liderato con Atlético de Madrid y Barcelona en la 13.ª jornada, o bien a la 1972-1973, cuando el equipo de Santamaría pisaba los pies a los blaugrana ya en la 25. Ha llovido.

Que Rubi iba a salir a por todas era evidente, y para ello repitió su último once, el que doblegó al Villarreal en Cornellà, con el único cambio obligado de Víctor Sánchez por Darder, baja de última hora al ser víctima de una gastroente­ritis. Tampoco trajo muchas novedades el nuevo técnico local, Francisco, que se estrenó con un 4-4-2 adelantado que trató de dificultar –y en buena medida consiguió– la salida de balón del Espanyol y la única decisión controvert­ida, que El Alcoraz no reprobó, de dejar al capitán Melero en el banquillo. Ya con un gol en contra sí recurrió a él.

Aun así, los blanquiazu­les pronto se hicieron con el control del partido, aunque no consiguier­on llegar con claridad al área de Jovanovic. De hecho, fue el Huesca quien disparó primero a la meta rival. Álex Gallar primero y Longo después trataron de poner a prueba a Diego López, pero el meta gallego respondió con solvencia.

El partido se jugaba en el centro del campo y el Espanyol ni encontraba espacios ni conseguía que los balones largos se convirties­en en un alternativ­a con un Borja Iglesias bien marcado por Semedo y un Sergio García tan activo como cubierto. Los azulgrana tampoco tenían ningún reparo en recurrir al juego sucio para detener las acciones rivales ante la permisivid­ad de Prieto Iglesias, que se hartó de pitar faltas, aunque los locales no vieron ninguna amarilla hasta bien entrado el segundo tiempo.

El partido sólo se podía desequilib­rar en una acción donde uno de los dos equipos encontrase una superiorid­ad. Y quien lo consiguió fue Dídac en una internada por la banda izquierda hasta la línea de fondo para sacar un preciso pase de la muerte que Borja Iglesias sólo tuvo que empujar desde el segundo palo. El primer periodo se agotaba y el Espanyol, por fin, conseguía abrir la lata. Y si el partido estaba caliente en el césped también se calentó en la grada, donde la afición local reaccionó con dos cánticos que la Liga no debería pasar de largo: “Borja Iglesias, hijo de puta” y “Borja Iglesias, muérete”.

Tras la reanudació­n, a los locales no les tocó otra que reaccionar y centrarse más en crear su juego que en tratar de impedir jugar al rival. Francisco movió el banquillo para dar frescura a su ataque y el Huesca jugó entonces sus mejores minutos y encerró por momentos al Espanyol. Pero esa búsqueda del empate acabó siendo su perdición, ya que los blanquiazu­les pronto encontraro­n sus oportunida­des a la contra y en una de ellas, conducida por Hernán y finalizada por Borja Iglesias, los españolist­as encarrilar­on el partido. Porque ayer el gallego se pudo desquitar de todas las ocasiones falladas ante el Villarreal la jornada pasada.

A partir de ahí, tanto el Huesca como El Alcoraz bajaron definitiva­mente los brazos y la tensión del partido se centró más en las prolongada­s interrupci­ones del VAR que en el juego en sí. De hecho, la prolongaci­ón fue de 9 minutos. El Espanyol siguió siendo el dueño del partido y tras ese 0-2 se limitó a gestionar su ventaja sin apenas sufrir en defensa. Es más, el partido finalizó con un disparo al larguero de Hermoso en un libre directo de perfecta ejecución y con el más de medio millar de aficionado­s españolist­as que se desplazaro­n ayer a El Alcoraz animando de forma unánime a su equipo.

EL PROTAGONIS­TA

Borja Iglesias, vilipendia­do por la grada, se desquitó con dos goles de sus errores en Cornellà

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JAVIER BLASCO / EFE El defensa del Huesca Jorge Pulido sujeta al delantero del Espanyol Borja Iglesias

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