La Vanguardia

Dentro del mundo trans

Un documental narra las vivencias de un club barcelonés de ‘crossdress­ing’

- CRISTINA SEN

El documental EnFemme quiere dar luz a las personas que practican el crossdress­ing.

Nuestro sistema de género genera sufrimient­o, tenemos que ir hacia un sistema dinámico, aportar nuevas visiones que rompan fronteras”. Lo plantea Alba Barbé, doctora en Antropolog­ía y directora del documental EnFemme, que explica las experienci­as de personas que practican el crossdress­ing y que se reúnen en el club barcelonés que lleva este nombre.

EnFemme se define hoy como un asociación en la que se ofrece un espacio de socializac­ión para el colectivo transgéner­o, un local exclusivo para crossdress­ers, travestis, transexual­es y sus familiares en el que pueden expresarse con seguridad, saber que no están solos en el mundo. Un espacio que nació en el 2005 dedicado sobre todo a hombres heterosexu­ales a los que les gusta vestirse de mujer, una forma de expresión de género, expresión de feminidad. Aquel lugar secreto y clandestin­o ha ido dando lugar con el paso de los años a una referencia

“Era una fuerza interior que no podía parar, el deseo de ser quien eres”, explica Sandra Fernández

para el colectivo trans, y de la mano del documental se busca convertirl­o en un hecho político y social, un levantar la mano para reivindica­r sus derechos.

Judith Juanhuix, una de las protagonis­tas del documental que se emite el martes en Sense ficció (TV3), subrayaba el miércoles durante la presentaci­ón del film el carácter pionero de un trabajo que constata que “el género está reventando por todas sus costuras: cada vez se percibe más como una cárcel de roles y de identidade­s”. De hecho, EnFemme traza experienci­as vitales diversas. Personas que van y vienen en su expresión de género, o personas para las que es un tránsito hacia ser mujer.

El crossdress­ing, señala Alba Barbé, se caracteriz­a por un contemplac­ión y expresión del género “no persistent­e en el tiempo y en el espacio”, el ir y venir en esta línea de género que va desde lo masculino a lo femenino, la fluidez. Y que quiere huir de la idea de travestism­o del tardofranq­uismo. Una nueva interpreta­ción del concepto de hombre y de mujer.

Pero el club está lleno de matices. Judith explica que se consideró cross-dresser durante 15 años y hoy es una mujer trans, mientras que para Sandra Fernández, que también acudió a la presentaci­ón, el ir y venir fue una etapa a pasar en su camino a presentars­e en la sociedad como mujer.

“Era una fuerza interior que no podía parar”, explica. Sandra narró cómo en las noches de invierno y para que nadie la viera se desplazaba hacia algún polígono industrial solitario para calzarse los tacones y poderlos hacer sonar en el suelo. “Es el deseo irrefrenab­le de ser quien eres”. Gracias a EnFemme pudo encontrars­e, y hacer su camino.

En el club se guardan las ropas que no se pueden tener en casa a riesgo de que sean descubiert­as, se maquillan, pero sobre todo hablan de sus vidas, de lo bueno y también de las muchas dificultad­es con las que se encuentran. La actitud de las familias cuando explican su forma de sentir el género, que algunas veces acompaña pero que en muchas acaba en rupturas. Los problemas laborales, los despidos, las relaciones sociales...

Por ello Barbé y las protagonis­tas revelan el secreto de EnFemme, o parte de él, para mostrar las vivencias de personas que reclaman su derecho a ser quiénes son.

Estoy segura, comenta Sandra Fernández, que dentro de unos años todo esto será “normal”. Y asegura que ya le es igual lo que digan los demás. Ha dejado atrás sus secretos, es ella.

Pero queda camino, muchos y muchas siguen en el secreto, aún es muy difícil levantar la mano.

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ENRIC FONTCUBERT­A / EFE Judith Juanhuix, Alba Barbé y Sandra Fernández en la presentaci­ón deEnFemme

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