De la mano del hombre
Fijar un control humano de las armas es un factor clave en el debate
El embajador español ante la oficina de las Naciones Unidas en Ginebra, Julio Herráiz, dijo el pasado mes de abril ante el grupo de trabajo sobre las armas letales autónomas que tales sistemas “deben contar con un control humano suficiente, con una clara atribución de responsabilidad jurídica al operador de toda arma, así como a la persona que pueda ordenar su uso”. La propuesta del embajador Herráiz (“España no posee ni mantiene la intención de adquirir o desarrollar sistemas de armas letales completamente autónomos”), es un posicionamiento muy similar al de un gran número de países de la comunidad internacional. Da ya la pista sobre uno de los elementos claves que esgrimen los contrarios a las LAW: la mano del hombre debe estar presente en el circuito de toma de decisiones a la hora de un ataque militar. Es lo que la profesora Roser Martínez, de la Universitat Autònoma de Barcelona, denomina “control humano significativo” en el uso de las armas. Pero incluso acabar de fijar cuál es ese “control significativo” a partir de cuya ausencia un arma deja de ser convencional para convertirse en autónoma letal es y será motivo de discusión en el seno de las Naciones Unidas. Ya lo apuntó el propio embajador Herráiz en su intervención: “Creemos oportuno (España) obtener una definición de trabajo de sistema autónomo letal que nos permita avanzar en el análisis de los grados de autonomía y del entorno en que operan”.
El trabajo que queda pendiente, como se ve, es todavía arduo, pero la presión de determinados colectivos y grupos de contrarios a las armas letales autónomas es fuerte y confían en conseguir resultados. Se trata de llegar al final de una senda que una carta abierta del 2015, suscrita por más de 3.000 investigadores y expertos en inteligencia artificial, contribuyó a allanar. La citada misiva, que fue firmada por personalidades como el fallecido físico Stephen Hawking; el inventor y fundador de la empresa Tesla, Elon Musk; o el confundador de la empresa Apple, Steve Wozniak, señalaba que la inteligencia artificial tiene potencial para beneficiar a la humanidad y no debe dejar de investigarse; sin embargo, si se inicia con ella una carrera armamentística la población podría acabar perdiendo la fe en ella y con ello los auténticos beneficios que podría acarrear. La citada carta reclama la prohibición de las armas autónomas ofensivas más allá del control humano.