Llega el diluvio universal
Me ha llegado un correo electrónico muy ofensivo: cabañas en bosques remotos –incluso de ultramar– que transmiten un aislamiento insuperable y están disponibles para pernotaciones. Al parecer, pretenden cobrar un dinero a cambio.
Lo más ofensivo del texto es que describe el bosque en otoño como “una paleta de colores”. Yo sí sé lo que haría con una paleta de colores en caso de identificar al publicista anónimo si es bajito y se deja...
Ofrecer cabañas en lo alto de los árboles en parajes perdido y sin un bar en 50 kilómetros a la redonda a precio del Crillon exige desfachatez pero también un cierto esmero. Querido publicista barbilampiño: no se meta a describir la naturaleza, nunca escriba “sinfonía de colores” ni le añada adjetivos a la palabra suegra.
Desde ahora y hasta el 6 de enero vamos a sufrir el bombardeo publicitario más infame de la historia desde Pearl Harbour. Primero, el intento de alegrar el otoño: rutas en bicicleta, degustaciones de quesos artesanales, excursiones en autocar a Santiago de
¿Quién será el primer listillo que anuncie que “se acerca la Navidad”, como si uno pudiera olvidarlo?
Compostela o “Granada y sus tesoros ocultos” a precio ajustado y vaso de vino incluido. Si al menos programasen un suicidio colectivo al sarmiento de poetas calagurritanos...
Después –nos la han metido doblada–, llega Halloween. ¡Qué miedito, señoras y señores! Yo aviso: si me llega un correo electrónico bajo el título de “una noche mágica” sin brujas de verdad, presento denuncia en la flamante Oficina del Drets Civils de la Generalitat, negociado imprescindible donde los haya (otros que con la ilu de la república van colocando amigos).
Y un día de estos, la mafia publicista empezará con el black friday, que ni es negro ni se limita a un viernes. –¿Qué haces este black friday?
–Yo me escapo a Baqueira. La salvedad del black friday es que aún no han atinado a dar con un estereotipo cursi, a diferencia de la paleta de colores. Algo se les ocurrirá al gremio para justificar que cobran y son, además, el patinete eléctrico de la economía y el bienestar social.
Hablando de bienestar. ¿A qué en cuestión de días ya empiezan a dar la lata con la Navidad? ¿Quién será el primer listillo que anuncie: “Se acerca la Navidad”, como si uno pudiera olvidarlo? Entran ganas de apostatar, apuntarse a las guardias laborales del diario y poner a la Grossa mirando a la Ceca (con el collar de perlas, eso sí, fijaciones eróticas que tiene uno).
Este carrusel no es como el deportivo y aquí nadie tiene el valor de preguntar: minuto y resultado. Es un carrusel de ilusiones –donde las dan las toman–, expectativas y faroles porque todo es comedia.
–¿Y tú que harás en Navidad? –Yo, escaparme a Baqueira. Antes de escapar, dejen entrar. Y si les llega un correo ilusionante, lo que Labordeta en las Cortes. O comer una butifarra de payés, con grasa y todo.