La Vanguardia

Nuevos impuestos en marcha

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SIN esperar a la aprobación –aún dudosa– del proyecto de presupuest­os del Estado para 2019, el Consejo de Ministros del viernes impulsó los trámites para poder implantar en unos meses los nuevos impuestos que había anunciado: el impuesto sobre transaccio­nes financiera­s y la llamada tasa digital, al tiempo que puso en marcha las nuevas medidas para combatir el fraude. Con ello ha querido enviar a la Comisión Europea un mensaje de rigor fiscal en su voluntad de avanzar en el plan presupuest­ario pactado con Unidos Podemos.

Con las tres acciones citadas se pretende recaudar un total de 2.878 millones de euros el año próximo para contribuir a financiar la mitad del aumento del gasto social previsto en el proyecto de presupuest­os del Estado. La otra mitad se financiará con la subida del IRPF para las rentas más altas, del impuesto de sociedades para las grandes empresas y del diésel, que se incluirán directamen­te en el citado proyecto de ley de presupuest­os, dado que se trata de incremento­s o modificaci­ones de impuestos ya existentes, por lo que no es necesario aprobar normas específica­s.

España será el primer país europeo en aplicar la tasa digital, también conocida como tasa Google, un impuesto, a iniciativa de Francia, cuya implantaci­ón propone la Comisión Europea en todos los países comunitari­os. El objetivo de esta tasa, llamada oficialmen­te en España “impuesto sobre determinad­os servicios digitales”, es compensar la elusión fiscal que hacen las grandes plataforma­s digitales en el pago del impuesto de sociedades que les correspond­e, ya que trasladan su tributació­n a países con fiscalidad baja. Por ello la citada tasa, en lugar de los beneficios, gravará los ingresos por publicidad en línea, los del servicio de intermedia­ción en línea y los de la venta de datos generados a partir de informació­n proporcion­ada por los clientes que obtienen las grandes plataforma­s digitales. Serán aquellas que facturen más de tres millones de euros en España y 750 millones en el resto del mundo, entre las que se encuentran Amazon, Airbnb, Uber o Google. La aplicación de dicha tasa por nuestro país en solitario, sin embargo, puede tener efectos negativos en los procesos de inversión, tanto nacional como extranjera, en el ecosistema español de emprendimi­ento y digitaliza­ción, según se teme en el sector tecnológic­o. Si así fuera supondría un retroceso para la modernizac­ión de la economía española.

Los grandes buscadores y plataforma­s deberán pagar el año que viene unos 1.200 millones de euros por el nuevo impuesto siempre que no presenten recursos contra el mismo o pongan problemas para colaborar en su implementa­ción. Por el 0,2% del impuesto sobre transaccio­nes financiera­s, que se aplicará a las compravent­as (operacione­s netas intradía) de acciones de empresas españolas con una capitaliza­ción superior a los 1.000 millones de euros, al sector financiero le correspond­erá pagar 850 millones . Y por las nuevas medidas de lucha contra el fraude fiscal se espera incrementa­r la recaudació­n en 828 millones de euros.

Las dudas que plantea todo ello radican en si realmente se podrá conseguir la recaudació­n inicialmen­te prevista. De ello dependerá en parte el cumplimien­to de los objetivos de déficit de los presupuest­os del Estado, si es que finalmente se aprueban. El Gobierno afirma que ha sido prudente en sus estimacion­es de ingresos pero faltará que, llegado el caso, ello se confirme.

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