Resucitar es cosa de todos
Le hice notar al funcionario que en el impreso me incomodaba elegir entre silla eléctrica o mecánica; él no veía nada raro
La existencia del Consell Català de Ressuscitació puede provocar algún malentendido semántico. No es un organismo teológico sino médico. Los argots profesionales son curiosos. Aún recuerdo la cara que puso el responsable de concedernos una ayuda de la Seguridad Social para comprar la primera silla de ruedas de nuestro hijo cuando le hice notar que en el impreso me incomodaba elegir entre silla eléctrica o mecánica. Él no veía nada raro, pero yo no podía dejar de pensar en las ejecuciones por electrocución. Cuando le aclaré el equívoco me dijo que el contexto hospitalario ya daba suficientes pistas, pero yo me hubiera quedado más tranquilo de leer en el impreso silla electrónica, por ejemplo. En el caso del CCR (no confundir con CDR), la resucitación designa la recuperación de una situación de parada cardiorrespiratoria, de modo que resulta un vocablo pertinente. Una reanimación sería de alguien que sufrió un desmayo o fue anestesiado. El Consell Català de Ressuscitació toma el nombre de organismos internacionales como el European Resuscitation Council, acredita a los profesionales y hace un importantísimo trabajo divulgando las maniobras que hacer en caso de paro cardíaco.
Mi hija Carla estudia Terapia Ocupacional en Terrassa, de modo que alguna vez hemos hablado de sus prácticas de reanimación (o resucitación). Una de las cosas que me llama más la atención es que, para mantener el ritmo de presión sobre el pecho de la persona resucitable, les hace cantar la Macarena. Comprobé que es una costumbre muy extendida, aunque también se da una escuela más anglosajona que opta por Stayin’ alive, un clásico de Bee Gees que presenta una mayor afinidad semántica. Pensé de inmediato que I will survive de Gloria Gaynor sería aún más adecuada y con esta idea me puse a investigar. Naturalmente, alguien ya lo había pensado. De hecho, existen muchas listas de música, eso que ahora llamamos playlists, que reúnen canciones para mantener el ritmo de la RCP (reanimación cardiopulmonar). Mi lista preferida es la que promueve el New York Presbyterian Hospital en Spotify. Hay canciones de Adele (Rumour has it), Lady Gaga (Just dance), Simon & Garfunkel (Cecilia) o Madonna (Who’s that girl). En principio, todas tienen un buen ritmo, y casi todas me gustan más que la Macarena, pero hay algunas que parecen elegidas con cierta mala leche. Heart breaker (rompecorazones) de Mariah Carey, por ejemplo. O, si la reanimación se da tras un accidente de tráfico, Fast car (coche veloz) de Tracy Chapman. Pero vaya, del medio centenar de opciones que figuran en la playlist del hospital neoyorquino sólo hay una que me hace sufrir. Intento ponerme en la piel de un paciente resucitado a ritmo del Sorry de Justin Bieber y no sé yo si, al escucharlo, no me volvería a desmayar.