La visión de la Sra. Rius
Quiero agradecer a Concha Vilar su carta (“La meva escala”, 15/X/2018). Siempre he fundamentado mi vida en tres acciones: perdón, gracias y por favor, y quiero hacer honor a ello.
Lo primero y más importante es pedirle disculpas si algo en el desarrollo de mi dedicación la ha disgustado. Llevo más de 30 años en la finca y es la primera vez que algún vecino hace referencia a molestia o incomodidad. Intentaré que sea la última, pues en mi profesión la discreción es fundamental, pero en mi forma de entender la vida, aún más.
Lo segundo, gracias. Gracias por su escrito, que me ayuda a mejorar; por su molestia en enviarlo, y al diario por publicarlo.
Lo tercero y quizá lo más difícil, por favor. Le ruego acepte mis disculpas y mi agradecimiento, pero sobre todo mi invitación para conocernos. Desearía compartir mi visión, porque donde usted ve señoritas estupendas y señores, yo veo realidades, a veces duras, otras más; en las que trato de aportar ayuda de la mejor manera que sé, con trabajo (el que mejor sé hacer y es para mí un orgullo) y escuchando.
También le animo a que practique la empatía y se ponga en el lugar de una señora de 80 años que sigue y seguirá, por convicción y valores, dispuesta a tender una mano a quien la pida, con sexo, comida o un buen consejo.
Y he querido contestar su carta porque si de algo sé, permítame la vanidad, es de sentimientos, de pago, pero sentimientos a la postre, y de una carta puede surgir una buena amistad.
LYDIA ARTIGAS (SRA. RIUS)
Barcelona