La Vanguardia

Cien voces para un retrato

Mey Zamora publica la biografía de la barcelones­a Isa Solá, misionera de Jesús-María muerta en Haití hace dos años

- CARINA FARRERAS

La tumba de Isa Solá se sitúa en lo alto de una colina de Puerto Príncipe (Haití), ciudad en la que vivió los últimos siete años de su vida y donde fue asesinada el 2 de septiembre de 2016, a los 52 años. Nacida en Sarrià-Sant Gervasi, Solà dedicó su tiempo a los pueblos más desfavorec­idos de África y América, dirigiendo escuelas y cuidando enfermos. Viviendo como ellos. Amaba esa vida. Su última misión era crear una escuela Jesús-María para escolariza­r a los niños en una comunidad precaria de un cerro de Haití, uno de los países más desfavorec­idos del mundo.

Mey Zamora ha escrito la biografía de esta monja infatigabl­e, batallador­a y de carácter alegre. Lo que no se da se pierde (Plataforma) es una orquesta de voces diferentes que recuerdan a la persona que fue Solá, desde niña y hasta su muerte. Hermanos, amigos, compañeras, alumnos, pacientes, trabajador­es ... todos han pasado por la grabadora de Zamora.

Desde Communauté Sainte Marie, frente a su lápida, se divisa uno de los barrios más pobres de la ciudad y puede verse también la escuela a la que acudía la misionera. Dice el libro que siempre hay flores frescas a pesar de que han pasado dos años de los disparos que segaron su vida.

Murió a pocos metros del banco del que había retirado dinero. Su jeep fue abordado por dos jóvenes que la tirotearon a ella y a su acompañant­e, que sobrevivió. Le arrebataro­n la bolsa con los gourdes haitianos que trataba de proteger. Este es, al parecer, un modus operandi habitual. Y los religiosos están en el punto de mira. Entre septiembre del 2014 y abril del 2015 se produjeron 27 asaltos a órdenes religiosas. Y varios misioneros fueron asaltados y muertos a tiros. Rara vez la policía encuentra a los culpables.

Solá es hija de una familia burguesa, que desafía la oposición paterna para ingresar en la congregaci­ón de Jesús-María en cuyo colegio estudió. Escribe una carta a su familia “quería que supierais que me siento la tía más feliz del mundo”. Lamenta que su decisión les haya hecho sufrir y les confía que le cuesta eso de la obediencia y humildad. “Las monjas se habrán de armar de paciencia, ¿verdad, mamá?”.

Se forma en enfermería y educación con la idea de ofrecerse a misiones. Y con veintitant­os años se marcha a Ebibeyín (Guinea Ecuatorial). “Sabía que no había vuelta atrás”. A diferencia de los cooperante­s que suelen dedicar unos años a temas solidarios, los religiosos se desarraiga­n completame­nte de su hogar.

Solá denuncia las injusticia­s a las que se ven sometidos los religiosos, incluso por clases corruptas dentro de la Iglesia. Explica por carta a su hermano que el obispo (pendiente de una operación en Italia financiada por el Gobierno de Guinea) está obligando a pagar a cualquier institució­n cristiana una cantidad por cada fiel, enfermo,

Solá, hija de una familia de Sant Gervasi, abrió un taller, una escuela de formación y una clínica móvil en la isla caribeña

alumno... lo que equivale a muchos millones de francos que no pueden afrontar (los alumnos más pobres no pagan matrícula). “Esta Iglesia, Javi, se me cae, se me cae a los pies y ya no sé cómo estar en ella sin patalear. Lo que me consuela es que los religiosos nos sentimos muy unidos y todos a favor de seguir peleando”.

La ausencia de la misionera ha afectado a los proyectos en los que estaba involucrad­a. Su hermano Javier viajó la pasada primavera a Haití para conocer la situación del taller de ortopedia que permitía dotar de prótesis a personas que hubieran sufrido mutilación, formar a los jóvenes e insertarlo­s en empresas de la localidad. Pero la escuela de formación profesiona­l, la clínica móvil y las escuelas rurales notan la ausencia del impulso de la monja catalana.

En el centro sigue trabajando Leide, testigo de la muerte de Isa, y su sobrino Esne. La religiosa de Jesús-María Josela Gil es la nueva coordinado­ra. Su hermano Javier trabaja incansable­mente para mantener vivos sus proyectos desde la Fundación Juntos Mejor y Projecte Haití. Algunos salen adelante. El terreno para la escuela que Isa Solá quería construir se valló hace un mes.

 ?? ARCHIVO FAMILIAR ?? Isa Solá solía acompañar sus cantos con la música de su guitarra, instrument­o que sus compañeras expusieron en la ceremonia de despedida
ARCHIVO FAMILIAR Isa Solá solía acompañar sus cantos con la música de su guitarra, instrument­o que sus compañeras expusieron en la ceremonia de despedida
 ?? ARCHIVO FAMILIAR ?? Tras el terremoto de Haití, la misionera montó un centro de ortopedia
ARCHIVO FAMILIAR Tras el terremoto de Haití, la misionera montó un centro de ortopedia

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