Reserva de 23 millones para el mantenimiento de aceras
El Ayuntamiento de Barcelona licita un contrato para tres años que incluye también la reparación de mobiliario urbano
No reparar a tiempo aquello que comienza a mostrar síntomas de deterioro suele acabar costando caro. El mantenimiento de las aceras y del mobiliario urbano resulta más necesario que en otros lugares en una ciudad como Barcelona, que se caracteriza por un uso muy intensivo del espacio público. A este fin, y a pesar de la seria amenaza de recortes que se cierne sobre las inversiones municipales, el Ayuntamiento ha licitado un concurso valorado en 23,6 millones de euros para el mantenimiento correctivo, planificado o no, de los elementos constructivos y otros de la vía pública tanto para el año 2019, como el 2020 y el 2021.
El contrato, que contempla una prórroga de otros dos años hasta alcanzar un presupuesto de más de 36 millones de euros (siempre con el preceptivo 21% de IVA incluido), obliga, entre otras cosas, a mantener en perfecto estado de funcionamiento y conservación el pavimento de las aceras y de otros elementos considerados en esta licitación, a garantizar la seguridad de los ciudadanos y a asegurar los mínimos tiempos de respuesta y reparación ante las posibles incidencias. Exige, asimismo, una garantía de servicio 24 horas al día, los 365 días del año.
Algunos estudios sitúan la esperanza de vida de una acera entre 20 y 45 años, en función de los materiales y la configuración del pavimento. En el caso de Barcelona, el periodo de retorno es de unos 25 años.
El contrato abierto por el Ayuntamiento de Barcelona atiende a los diez distritos de la ciudad. El servicio de mantenimiento incluye sobre todo las aceras (baldosas, panots y asfaltado), vados y alcorques. También vela por el buen estado de bancos públicos, papeleras, bolardos, aparcamientos de bicicletas, jardineras y barandas, así como el mantenimiento de solares (cierres, limpieza y desbroce) e interiores de manzana. De manera secundaria –estos elementos acostumbran a estar sujetos a otros contratos de carácter específico, algunos de ellos multimillonarios– el servicio incluye aspectos relacionados con la señalización, las fuentes o el alumbrado público. Desde la adjudicación de las obras el contratista tendrá que llevar a cabo la actualización del inventario de los pavimentos existentes en la vía pública para detectar posibles patologías, deficiencias o incidencias en cada tramo de acera.
El Ayuntamiento ha establecido una serie de criterios para clasificar las deficiencias detectadas en las aceras que “supongan un peligro para el normal funcionamiento de la ciudad”. En este sentido, categoriza cuatro tipos de peligros y problemas: inminente, potencial, funcional y estético. Como peligro inminente se entiende la presencia de boquetes de más de dos centímetros de profundidad, la ausencia de piezas de pavimento, las sujeciones flojas en el mobiliario urbano o los alcorques levantados o desplazados, por citar sólo cuatro ejemplos de una larga lista de situaciones de riesgo. Como peligro potencial cita los estancamientos de agua de altura superior a tres centímetros o el pavimento que resbala aún en seco. Son problemas funcionales las juntas abiertas y las piezas agrietadas o con irregularidades, y en la categoría de problemas simplemente estéticos se incluyen, entre otros, la presencia de pavimentos de diferentes materiales, formatos y colores, las manchas y las pérdidas de textura.
En el presupuesto de licitación del mantenimiento de las aceras de Barcelona para los próximos tres años se ha efectuado un cálculo estimativo –sujeto lógicamente a los debidos ajustes– de la inversión que le correspondería a cada uno de los diez distritos. La previsión de mayor gasto es la de Sant Martí (3,2 millones de euros). seguida de Sants-Montjuïc (3,1 millones) y Nou Barris (2,7). Las cantidades más bajas, en principio, corresponderían a los distritos de Les Corts (1,2 millones de euros), Eixample y Gràcia, ambos con algo menos de 1,8 millones de inversión.
La esperanza de vida de una acera en la capital catalana está en torno a los 25 años de media