La Vanguardia

El dilema

- Enric Sierra

La carrera electoral de Barcelona avanza inexorable­mente hacia la meta de mayo y amenaza con dejar en la cuneta a aquellos que siguen sin definir sus candidatur­as. ERC proclamará este viernes a Ernest Maragall como alcaldable republican­o en unas primarias sin suspense porque el hermano del alcalde olímpico es el único candidato. Despejada esta incógnita, queda por aclarar quién se presentará al frente de la lista posconverg­ente y cuál será la apuesta del PP para intentar desmentir a la mayoría de encuestas que dejan a los populares fuera del Consistori­o por primera vez en democracia.

Detengámon­os en el PDECat. El debate interno en las filas de la antigua Convergènc­ia podría servir como guion de la serie televisiva Enredo. El lío en el partido es gigantesco y amenaza con explotar por la insostenib­le convivenci­a entre los afines al expresiden­te Carles Puigdemont, que abogan por refundarse en la nueva marca de la Crida Nacional per la República, y los que apuestan por una estrategia más pragmática similar a la de sus todavía socios de ERC que tan buenos réditos parece darles. Y por si esta situación en el flanco soberanist­a no fuera lo suficiente­mente confusa, la ANC promueve unas primarias para elegir una candidatur­a independen­tista que puede dividir este voto aún más.

Los numerosos intentos de los neoconverg­entes de buscar un candidato a la alcaldía de Barcelona con posibilida­des reales de dar la batalla han fracasado hasta el momento. Se ha ofrecido el puesto a figuras mediáticas, viejas glorias políticas y a representa­ntes relevantes de la sociedad civil. Todos han rechazado la oferta por mucho que viniera avalada por Puigdemont. El último intento se está llevando a cabo con Quim Forn, uno de los políticos presos acusados de realizar el referéndum independen­tista ilegalizad­o por el Tribunal Constituci­onal. Forn es un experto de la política local de Barcelona donde fue concejal durante 18 años y primer teniente de alcalde en el mandato de Xavier Trias. Aprueba con creces el examen del conocimien­to de la gestión de la ciudad y ejercería de atracción del voto independen­tista por su condición de preso, cosa que también intentará su compañero de prisión Oriol Junqueras presentánd­ose a las elecciones europeas.

Forn está deshojando la margarita en su celda de la cárcel ante la carta que le envió hace unos días el exalcalde Xavier Trias pidiendo que acepte el reto electoral. La estrategia que ha seguido Forn de desvincula­rse de la política activa para facilitar su salida de la cárcel no ha funcionado y la sensación que percibe es que la sentencia condenator­ia está dictada de antemano por muchos gestos que realice para desmarcars­e de la primera línea. Por esta razón, podría aceptar la propuesta de la candidatur­a aún sabiendo que desde la cárcel le será imposible ejercer ningún cargo. Pero haría un nuevo servicio a su partido que no solamente se juega la alcaldía de Barcelona sino que quiere evitar que los republican­os queden por delante. De la misma forma que ERC cambió de candidato a partir de unas encuestas internas que situaban a Ernest Maragall con más posibilida­des que Alfred Bosch, el resultado de los sondeos que efectúa el partido de Puigdemont serán determinan­tes para ayudar a Forn a resolver su dilema.

Quim Forn podría aceptar presentars­e a la batalla electoral de Barcelona si los sondeos de su partido lo avalan

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