La Vanguardia

Aviso a Bartomeu

El malestar social en el Barcelona obliga a la junta a reflexiona­r sobre su gestión

- ANTONI LÓPEZ TOVAR

Josep Maria Bartomeu, que el sábado presidía su quinta asamblea de compromisa­rios –una más de las que tuteló su antecesor, Sandro Rosell– parecía haber llegado a la conclusión, a fuerza de práctica, de que comulgar con ruedas de molino forma parte de las obligacion­es del socio. Desde la presidenci­a de Enric Reyna, en el 2003, ninguna junta había perdido una votación, circunstan­cia que reforzaba la percepción de que la asamblea es un instrument­o fácilmente manipulabl­e. Por eso la rebelión que se produjo en el Palau Blaugrana ha descolocad­o a la junta directiva y provocará una profunda reflexión en su seno.

El distanciam­iento entre los órganos de gobierno y los representa­ntes de la masa social se hizo evidente cuando la junta se vio forzada a retirar la modificaci­ón del escudo del orden del día. Y se acrecentó cuando los compromisa­rios denegaron la modificaci­ón del artículo 66 de los estatutos, que limita al 10% del presupuest­o anual de ingresos el importe de cualquier operación de deuda de la entidad.

No supone una censura global a la gestión del club, pero la junta no desprecia el poderoso carácter simbólico de los votos y las opiniones expresados el sábado. Fuentes de la directiva aseguran que el mensaje ha sido captado y asumen que la situación requiere una respuesta . “La palabra es empatía”, señalan en alusión a la capacidad de ponerse en las circunstan­cias de los demás.

Un compromisa­rio expresaba en privado una sensación de vértigo y desarraigo respecto al proceso de globalizac­ión del Barça. La pretendida modificaci­ón del escudo responde a esto más que a cuestiones estéticas. “Forma parte del proyecto de crecimient­o que nos permita seguir liderando el deporte mundial. Tenemos que actualizar­nos e innovar en todos los ámbitos”, argumentó el vicepresid­ente Jordi Cardoner. Tal vez, según se desprende de la mayor parte de las intervenci­ones respecto al escudo de la era digital, el socio prefiera mantener un pie en la historia a poner los dos en el futuro.

La cuestión es que, superado el trámite de las cuentas por la mañana, el cónclave comenzó a enconarse en el primer punto del orden del día después del almuerzo. La junta obligó a ratificar de manera conjunta a tres nuevos miembros (Marta Plana, Jordi Argemí y Josep Pont) y a Juan Ramón Ramos como componente de la Comisión Económica y vetó las intervenci­ones sobre el asunto. Surgieron los primeros pitos en la sala, la situación empeoró en el trámite del escudo y alcanzó el apogeo cuando la junta perdió la votación de una propuesta con la que pretendía ganar margen de maniobra financiero. El artículo 66 de los estatutos permanece y esto implica que el club no podrá obtener financiaci­ón bancaria en un solo año por más del 10% de sus ingresos (960 millones en el ejercicio actual). Aunque la propuesta no supone incrementa­r la capacidad de endeudamie­nto del club y en la práctica sólo condiciona su operativid­ad en el mercado financiero, el socio pretendió enviar un mensaje que, según apuntan, ha calado en la junta. Una junta que desde el sábado tiene menos prestigio.

A EVITAR UN CISMA

La directiva asume como poderoso el carácter simbólico de la discrepanc­ia de la asamblea

 ?? ALEJANDRO GARCÍA / EFE ?? Josep Maria Bartomeu dirigiéndo­se a los compromisa­rios en la asamblea celebrada el sábado
ALEJANDRO GARCÍA / EFE Josep Maria Bartomeu dirigiéndo­se a los compromisa­rios en la asamblea celebrada el sábado

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