La Vanguardia

El exárbitro Brito Arceo pide ayuda económica

- XAVIER G. LUQUE

El último partido de 1989 en el Camp Nou fue movido. Un Barcelona-Sevilla, el 30 de diciembre, que acabó 3-4 con un escándalo fenomenal a raíz del penalti señalado por el árbitro tinerfeño Juan Manuel Brito Arceo, de 26 años entonces. Una falta claramente fuera del área sobre el sevillista Polster acabó en pena máxima. Brito Arceo tiene ahora 55 años y en una entrevista con el Diario de Avisos declara: “No tengo nada, me van a desahuciar y no me avergüenza tener que pedir al Ayuntamien­to una bolsa de comida”.

Brito fue en su día el árbitro más joven de Primera División, donde debutó en enero de 1988. “Este mes se me acaba la prestación del Gobierno de Canarias. Debo los recibos del agua y de la comunidad, estoy pendiente del desahucio...” Retirado del fútbol fue concejal del Ayuntamien­to de Santa Cruz por el Partido Popular y en el 2005, explica, “quedé finalista en Gran Hermano y el dinero que gané se lo entregué a la Caja Rural. Yo me quedé solamente con 12.000 euros. Juro por mi familia que si tuviera ahora dinero pagaría todo lo que debo”. Sus negocios acabaron mal “producto de una mala gestión y de una sociedad equivocada. Todas las deudas me vinieron a mí, como administra­dor único”.

En su historial como árbitro sobresale la mancha del Camp Nou. “Es el recuerdo más duro”, reconoce. “Pasé momentos de tensión y de angustia que no se los deseo a nadie. Para alguien que intenta hacer justicia y que por un error humano tenga que pasar por todo eso, fue muy duro. Ese penalti fue fuera del área y lo reconocí en su momento. Lo consulté con mi asistente en dos ocasiones y me corroboró que era penalti. Yo asumí toda la responsabi­lidad. Jamás nombre a mi asistente en mis comentario­s. Me equivoqué en primera persona”. El escándalo fue mayúsculo, con el recuerdo del penalti de Guruceta (1970) aún vivo en el Camp Nou. Unas semanas más tarde, en el Barça-Valladolid de Liga, apareció un lechón con un peto negro donde habían inscrito “Brito”, entre el regocijo del público mientras el animal correteaba por el césped.

El exárbitro, en sus extensas declaracio­nes, elogia a Guardiola y Butragueño, critica a Míchel (“por su prepotenci­a”) y censura agriamente “al periodista José María García, que es quien arruinó mi vida deportiva... llamó a unos abogados para influir en una decisión judicial en mi contra. Finalmente fue archivado, pero lograron manchar mi honor, mi nombre y acabar con mi carrera... García creo que fue una persona injusta conmigo, que en lo personal llegó a ser mala”. Brito reconoce haber pensado en el suicidio.

DECISIÓN INEXPLICAB­LE

En un Barça-Sevilla de 1989 pitó penalti en una falta a Polster claramente fuera del área y ardió el Camp Nou

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